La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
El Corte Inglés anuncia cada otoño nuevos trapillos fashionistas. La cultura también es moda. Con el veranillo membrillero no es plan de sudar la pashmina y el suplemento babeluco bajo el brazo. Chaqueta con bolsa taleguera encuerada al lomo. El viento rolaba muy anudado en lo de Málaga 451 Ora Marítima. Al punto de imaginar a la grey cultureta mojando los foulards en pachuli para que se estuviesen quietos. Como cuando sopla levante en las corridas del coso y los matadores empapan con agua de trapío los capotes y las muletas. El cartel de la séptima edición del festival literario Málaga 451 venía cuajado de figuras: Enrique Vila- Matas, David Trueba, Elvira Sastre, Lidia Bravo, Juan Tallón, Lorenzo Oliván, Lara Moreno, Luis Alegre y olé. También la escritora local, Inma Aguilera con la novela “La Dama de la Cartuja” que acaba de sacar del horno Pickman una nueva edición. El Centro Cultural La Malagueta amplió el chiquero de conferencias al total de la plaza de todos. Quedó buen espectáculo. Actuaciones,recitales, librerías, algo de beber y picar. En plan la fiesta de Mecano, pero con canas. Había hasta un tendido sospechosamente canapero de gañote vip. También un ramillete de librerías como Isla Negra del fotógrafo Antonio Durán que se ha enganchado a la bibliomanía zambrana y anticuaria. Los profesionales de la fotografía son de los tipos y artistas más vivos con quienes puedes cruzarte en la vida. Cristina García Rodero, por ejemplo, Premio Nacional de Fotografía y miembro de la Agencia Magnum. Su exposición “España Oculta” revela en blanco y negro un itinerio de escenas tomadas entre 1973 y 1989. Imágenes que retrataron en profundidad esa piel de toro recorrida por el amor, la devoción, la resignación, la ternura, la rabia, el dolor y la superstición milagrera. Instantáneas de personajes olvidados y elementales con su verdad trillada en los ojos. Calles embarradas de pueblos, burros, ovejas, cementerios y fiestas. Personas. Niños que hoy son viejos. Viejas y ataúdes que ya están bajo tierra. Respeto y risa. Un viaje a la mocedad de los boomers. En seis horas y media de viernes 27, el abanico de propuestas de narrativa, ensayo, poesía, música y performancias modernícolas del invento cenacherí quedó brillante de oreja a rabo. La nueva ubicación accesible con más líneas de bus y parking a la vera ayuda. Hubiera quedado sobresaliente de público en caso de anunciarlo mejor, como unos grandes almacenes por ejemplo ;-)
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