La democracia expansiva

Ayer asistí a la presentación del último libro de Nicolás Sartorius en Málaga, un éxito y todo un acontecimiento social. Al pedir que me firmara el libro, le comenté que le recordaba en los años ochenta comprando la prensa en un kiosko de la plaza de la Opera de Madrid–era la plaza de Opera Prima de Fernando Trueba, para que se hagan una idea–.

Sartorius, a mi juicio, con la Democracia expansiva o cómo ir superando el capitalismo ha escrito su libro más ambicioso y más difícil. Esta vez se enfrenta al presente y al futuro de las democracias contemporáneas, a través de un detallado conocimiento de la historia del siglo XX y XXI y sus cambios sociales, políticos y económicos, pero también aportando un concepto de democracia, la democracia expansiva, que desde la izquierda sirva para ir superando el capitalismo.

Es importante en el relato del autor, la Europa de la posguerra y el papel de la socialdemocracia en la construcción del Estado de Bienestar, así como los procesos que en los ochenta –el thatcherismo, sobre todo– dieron lugar a la política neoliberal y a la crisis de la izquierda. A día de hoy, la principal debilidad de la izquierda ‘radica en que no tiene un discurso, un programa o estrategia que englobe y articule una solución a las principales contradicciones en los espacios nacionales, europeos y mundiales en que los distintos retos se plantean. Una estrategia que necesita una política de alianzas sociales y políticas, en el seno de la UE y también a nivel global.’

La tesis de Sartorius no es la de una izquierda reactiva que sólo defiende el Estado de Bienestar si no que la izquierda futura sólo será viable si es global y da una orientación distinta a la globalización y al capitalismo en que vivimos. “La manera de hacer frente a los nuevos retos que plantean la digitalización y la revolución digital es mediante la expansión de la democracia. Se podrá argüir que es una obviedad ensalzar esta idea, pero el concepto de democracia expansiva… no se refiere solamente a su generalización en el marco de los Estados nación, sino a la necesidad de construir nuevos sujetos políticos globales de naturaleza democrática. Es decir, la única manera de evitar su paulatina jibarización es a través de poderes democráticos supranacionales, capaces de medirse y regular la actividad de las fuerzas económicas que hoy hegemonizan dicha mundialización”.

Se trata de una izquierda que cree que la solución de los problemas de la humanidad –desigualdad social, freno al cambio climático, liberación de mujer, globalización inclusiva, desarrollo de la democracia y el control social de las nuevas tecnologías del conocimiento– vienen de la mano de la ciencia y de la tecnología y de la expansión de la democracia.

Lo más destacado de ‘la democracia expansiva’ sea que parte de un diagnóstico lúcido del capitalismo que vivimos y sostiene la necesidad de pasar a la ofensiva desde una democracia extensiva, tapiz de esa izquierda global, con ideas y propuestas, para ir superando ese capitalismo.