Tras el diluvio

15 de junio 2024 - 00:15

Hoy empiezan a aparecer las necrológicas de Ludolfo Paramio, tristemente desaparecido ayer. Para las personas de mi generación, fue uno de los sociólogos más destacados de la socialdemocracia española, hombre de reflexión y de acción y destacado intelectual del PSOE. Le recuerdo muy bien como profesor, tan brillante como divertido, con un humor lleno de ironía y, a ratos, con un punto de sarcasmo. Era de esas personas que lo había leído todo y sabía mucho de tantas cosas pero era enemigo del diletantismo y de la pedantería. De hecho solo, de vez en cuando, hacía alguna referencia a aquello que realmente le gustaba: los comics, los discos o algún escritor que le gustaba. Fue director de mi tesina y le recuerdo de su etapa en la Universidad Autónoma de Madrid. Recuerdo muy bien cuando publicó en la década de los ochenta su libro, Tras el diluvio.

En él se planteaba la renovación de la izquierda, en el terreno teórico, ideológico y político. En aquellos años, la renovación teórica partía de la falta de vigencia de Marx para la aplicación de los problemas de aquel entonces y desde el punto de vista ideológico desde el reconocimiento que la nueva derecha estaba ganando la partida a la izquierda socialdemócrata, además de en la política cotidiana. El libro era una crítica a los viejos mitos de la izquierda: la utopía marxiana, los partidos que tomaban como referente a la revolución soviética y, al mismo tiempo, los límites de la socialdemocracia, es decir, el reformismo insuficiente de un capitalismo abrumador. Es decir, cómo construir una izquierda socialdemócrata que superara la utopía equivocada y el reformismo insuficiente tras el diluvio de la nueva derecha de entonces.

De algún modo, y con todas las diferencias, para la izquierda la situación guarda ciertas afinidades. El Tras el diluvio de hoy es, sin duda, la derecha radical o la ultraderecha. Es el creciente poder que tienen los partidos de extrema derecha en los gobiernos nacionales y, ahora también, en las instituciones europeas. Se trata de partidos que se han extendido y han crecido por toda Europa, los nuevos populismos de derecha. En las últimas elecciones europeas han afectado también a la gobernabilidad nacional de Francia, que ha convocado nuevas elecciones. Los partidos socialdemócratas están a la defensiva y la cuestión sigue siendo la misma, si bien la derecha no es la misma. El problema de la izquierda es complejo: por un lado, y como entonces, se trata de construir un construir un proyecto reformista suficiente y adaptado a las necesidades y problemas de nuestro tiempo que permita restablecer las mayorías políticas necesarias de la socialdemocracia para gobernar. La socialdemocracia debe recuperar el espacio político de la izquierda para gobernar. Sin embargo, esto resulta hoy más difícil. La gobernabilidad es más difícil, la izquierda está dividida y parece que los acuerdos y las tensiones son mayores en los gobiernos de coalición. No hay una tercera vía común, hay varias vías. Cómo se demostró hace mucho tiempo hay varias izquierdas posibles, y varias políticas socialdemócratas también. Quizás estemos, en efecto, ante otro Tras el diluvio. Mi pequeño homenaje desde el recuerdo a Ludolfo Paramio. In memoriam.

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