Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
T ÍMIDAMENTE, el PSOE del Ayuntamiento de Málaga trata de poner distancias con algunos proyectos que cuentan con total respaldo del PP. El portavoz municipal, Daniel Pérez, ha debido llegar a una conclusión: la imitación suele servir de poco porque al público suele decantarse por el original antes que por una copia. Y Pérez parecía demasiado hipnotizado por la figura de Francisco de la Torre. La reflexión se puede aplicar a otros ámbitos profesionales.
Los socialistas después de varios años en tierra de nadie, finalmente han comunicado públicamente su rechazo a la torre del Puerto. No hay que llevarse a error. Fue el PSOE el que impulso ese proyecto que llegaba de la mano de un arquitecto como José Seguí, históricamente bien relacionado con los dirigentes socialistas. Así que la enmienda a la totalidad no era sencilla. Y Pérez era consciente de que le lloverían críticas por parte de algunos medios de comunicación. A diez meses de unos comicios, a ningún candidato le gusta granjearse más adversarios.
Aunque la propiedad intelectual del rascacielos ya pertenecía al alcalde de la capital, así que el desmarque tampoco tan gravoso, sobre todo cuando buena parte de la militancia rechazaba ser partícipe del destrozo paisajístico. Eso sí, que nadie se lleve a engaño. El portavoz municipal no habría dado ese paso si antes no cuenta con el respaldo del Gobierno central. Pérez es un dirigente curtido desde joven en el aparato del partido y sabe cómo funcionan las jerarquías en el PSOE. Así que a falta de saber si a la concejala de Ciudadanos le entusiasma en realidad el proyecto catarí, la torre entrará en la nebulosa de la burocracia, con los informes, los permisos y el resto de trámites administrativos pendientes durante este año e incluso posiblemente también el que viene.
El voto de Noelia Losada sí ha sido clave al aliarse con el PSOE contra el eje litoral. Y cuando se reanude el curso político habrá que calibrar cuánto aguanta ese pacto de gobierno si persisten las diferencias. El eje cuesta más de 400 millones. Los socialistas estiman que se iría a una cifra superior a 700 con ese soterramiento del tráfico en más de 2 kilómetros, desde Muelle de Heredia hasta casi el Morlaco. Ven la iniciativa "irrealizable". De la Torre ya intentó sin éxito conseguir fondos europeos con cargo a la candidatura para la Expo de 2027 y se antoja muy complicada la financiación, más allá de la propia sostenibilidad de enterrar la circulación en un túnel.
El verano ha permitido comprobar cómo se desbordaba el tránsito de vehículos en distintos tramos de la Costa. Si hay una obra faraónica por la que sí que debería apostar esta provincia -cuesta un mínimo de 2.000 millones- es por el tren litoral.
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