La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
La colmena
Para quienes no tenemos ni idea de invertir en Bolsa, comprar NFT de arte en el Metaverso o entrar en la espiral adictiva de las criptomonedas se parece bastante a un triple salto mortal. Y sin red. Recuerdo una jornada con expertos financieros en la que me quedé helada: el regalo de cumpleaños de sus hijos pequeños podía ser un puñado de acciones en Apple o Inditex. Pero la excentricidad (que al final no lo era tanto) llevaba letra pequeña: se trataba de educarlos, de enseñarles a elegir; de calibrar los riesgos. Su propio discurso se sustentaba en la prudencia; en la creciente necesidad, en un contexto cada vez más global y digital, de tener unos conocimientos mínimos de educación financiera.
Este fin de semana, miles de jóvenes (y no tan jóvenes) han visto cómo se esfumaban sus ahorros en cuestión de horas con la quiebra de luna, una especie de bitcoin creada por un surcoreano de 30 años que ha colapsado. Las víctimas de esta nueva burbuja, quienes se habían dejado deslumbrar por esta "apuesta segura", habían doblado ganancias en un año pero han bastado tres días para que la magia de los duros a cuatro pesetas haya desparecido. Una vez más. El propio nombre de la criptomoneda tiene mucho de espejismo: seguimos soñando con tocar la Luna, con hacernos ricos sin esfuerzo.
Son las dos caras de una misma moneda. Tan caprichosas y escurridizas como la propia tecnología. ¿Es buena o es mala? ¿Avanzamos o retrocedemos? Ferran Adrià acaba de lanzarse al Metaverso con uno de los proyectos estrella de Telefónica. En la red Polygon, la empresa ha emitido una colección de 114 NFT de dibujos en los que el chef plasma su visión de cómo la evolución de la humanidad va ligada a la gastronomía. La colección original, que ya se ha expuesto en galerías y ferias internacionales, se podrá visitar y adquirir en el Metaverso en un espacio virtual en 3D. ¿Excéntrico o visionario?
En Madrid, Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz no dejan de decir que la expansión del Grupo XO sigue un "rollo Google o Facebook" que pretende darle la vuelta al propio concepto de la restauración. Diverxo, Streetxo, El Goxo, Ravioxo… Más de 220 personas tienen ya a su cargo. Y lo más interesante de todo es la filosofía en que sustentan su pequeña "revolución": no dormirse en los laureles, "currar mucho"... ¿Más visionarios trabajando de verdad? Pero esta fórmula del éxito, la del trabajo duro, la del esfuerzo, nunca la pondríamos en un titular. Qué poco glamour, ¿verdad?
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