Hitos

Cambio de sentido

31 de diciembre 2024 - 03:07

Quizá porque estoy en contra de que a las noticias tristes en los informativos sensacionalistas les pongan musiquita, no suelo escuchar nada de fondo mientras les escribo, vaya a ser que acabe colándoseme entre líneas un bolero. Mas para este artículo del día de fin de año me concedo la licencia. En estos instantes suena Una buena noche, de Chencho Fernández, tema que no escuchaba desde hace años. Sabe igual de hermoso que entonces, aunque ya no duela a nada. Esa es la magia del tiempo, que corre en nuestra ayuda y, cuando nos encuentra, se detiene a besarnos y nos vuelve eternos un ratito. Todo esto es para decirles que la percepción que tenemos del tiempo no es siempre la misma, cambia conforme maduramos, y esto es algo que en los últimos años me trae gratamente perpleja.

María Zambrano dedicó parte de su obra a meditar sobre el tiempo. Nos contó que, más acá del tiempo lineal, habita un tiempo existencial, lleno de significados personales, de momentos que dejan huella y que arbolan nuestra memoria e identidad. Tal tiempo viene marcado por hitos, por esos momentos que marcan un antes y un después. Usted, como yo, tiene los suyos (el primer amor, una decisión trascendental, la pérdida de alguien importante…), en los que algo giró, se quebró o brotó, tras los que nada, ni siquiera una misma, volvió a ser como antes. Así es nuestro torpe y delicioso reloj psíquico. Los años, marcas temporales bastante torpes para lo importante, traen consigo hitos personales y sociales. En lo humano y común, en este 2024, la catástrofe de Valencia y la masacre en Gaza han supuesto claros signos de derrumbe.

En los años 2020 y 2021, la pandemia del covid fue uno de los grandes hitos, en lo común y en la vida de cada cual. En mi caso provocó un efecto inesperado: desde entonces, los años han perdido su condición de muesca, de modo que me resulta difícil distinguirlos; todo es un continuo, un río profundo, con nerviosos regatos a veces, quietísimo en otras, donde puedo bucear e incluso –en los sueños– lo remonto hasta el origen. A tal río, Zambrano lo llama tiempo interior. Desde él, los fines de año apenas sirven para hacer nuevos propósitos que frustrar cuanto antes, sino para dar las gracias por las maravillas sutiles y hondas que el año ha hecho germinar. En cualquier caso, conviene no perder de vista el reloj y su cadena, y mirarlo de reojo de cuando en cuando para guiñarle, sonriendo, y desearles un feliz 2025.

stats