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PEDRO Aparicio siempre fue un hombre de firmes convicciones, repleto de inteligencia y algo testarudo, amante de la música, de los trenes y del Norte. Le gustaban más las nubes que el sol y Europa siempre estaba en su pensamiento. Málaga fue durante muchos años su proyecto y su vida y siempre puso por delante de todas sus acciones la inteligencia frente a cualquier otro interés.
Tenía genio en sus dos acepciones y brillaba. Hace unos años mientras firmaba un convenio entre la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) mi vista se dirigió hacia un extremo de la habitación y allí estaba, en un cuadro en blanco y negro mucho más joven y delgado, Pedro Aparicio. Me emocioné y no dudé enviarle un e-mail recordando ese momento. Pedro había sido el primer presidente de la federación.
Viví con él, en los años 90, los orígenes del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Convenció a los japoneses de Fujitsu para que me dejaran dedicarme parcialmente a la creación del PTA y me animó a desarrollar el proyecto con total libertad de acción. Fue el primer presidente del Parque. Quizá una de las pocas personas que desde los orígenes entendió la magnitud del proyecto y fue su gran valedor durante los tiempos difíciles.
Durante sus años de mandato como alcalde transformó Málaga, primero dotándola de las infraestructuras más básicas y luego con proyectos como el Teatro Cervantes o el propio PTA. Siempre fue un estadista que miraba lejos y de alguna forma era un corredor de fondo.
Quiero evocar, en estos momentos tristes por su ausencia definitiva, las palabras que Pedro Aparicio dejó impresas en el libro de honor del Parque tras su inauguración por los Reyes de España en diciembre de 1992:
"El Parque Tecnológico de Andalucía en Málaga, que en nombre de los malagueños presido, puede significar en términos históricos el proyecto más transformador e impulsor de nuestra ciudad en el siglo que acaba. Que este Parque impregne a la sociedad que lo rodea es la clave para que en el futuro pueda valorarse si hemos tenido éxito o no. (E impregnar significa modernizar, incorporar nuevas tecnologías en los servicios y en los sectores productivos malagueños, crear nuevas empresas, y en definitiva mejorar la calidad de Málaga y Andalucía). La Junta de Andalucía, decidiendo que el Parque se instalara en Málaga, apostó por el futuro".
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