Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Ni el Sol sale por el Torcal, ni tampoco a la misma hora en todos los sitios. Cosas de la geografía del amanecer. Los que lo controlan bien son los gallos de corral. Antaño cada pueblo tenía su propio horario. Con los primeros trenes los percances ministro Puente eran más habituales todavía. La unificación horaria o globalización del tiempo de los países se inició en Inglaterra en 1880. Obreros a la fábrica al toque de sirena. Menudo canto desafinado.
Desde entonces, los ayuntamientos lucieron relojes enormes en sus fachadas, aunque a esta costumbre se adelantó la Iglesia a toque de campana. Hoy domingo seguro que usted se ha despertado una hora antes dado que el cuerpo escoge sus propios rumbos. Entramos en horario de invierno. Coincide con rachillas de viento norte para dar más enjundia al veroño calentorro. Toca cambio de armario. En teoría, nos quedan un par de años de este vaivén desconcertante. Directrices europeas del año 2000. En el BOE constrictor,que lo soporta todo, se especifica en el Real Decreto 236/2002. El meneito se puede prorrogar un lustro más. Elegir entre luz y oscuridad. Dada la importancia de lo turístico parrandero, seguramente acá nos decantemos por más horas de sol en la calle. Por contra los hay que prefieren el horario de invierno. El huso horario que estilamos pervive desde 1940 cuando nos alineamos con las potencias del Eje y nos trae de cabeza. Una secuela del franquismo. Con tanta manecilla para adelante y para atrás, hay días que el reloj discrepa hasta casi tres horas con la hora solar. España y Francia bailan al ritmo segundero de la Europa Central. Dentro del Spain is different los turnos laborales que manejamos son delirantes. El 24/7 se impone. Sume la programación de las cadenas de televisión y su prime time que acaba de madrugada. Nadie pone el cascabel al mando a distancia. Por mucho que cambiemos la hora el día sigue durando lo mismo: 86.400 segundos. Los dispositivos digitales se actualizan solitos con estas chuminadas, pero el reloj de la cocina nos jugará algún retraso con su hora de pega. Los expertos cuantifican cuestiones del ahorro energético, siempre desde el punto de vista fabril, pero poco se contabilizan los accidentes laborales y merma de la productividad por la empanada circadiana que produce lo de echar una horita para atrás y para adelante al aire un par de veces al año;-)
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