La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Ya han arrancado los JJOO y parece que la cosecha de medallas no se vislumbra con optimismo. Deberíamos ir a mucho más desde el 92 en el medallero, pero seguimos siendo el país mediocre de siempre. Técnicamente hablando deberíamos estar después de Francia o Italia y codeándonos con Corea. Pues no. Preferimos seguir con absurdas y estériles polémicas porque hete aquí que también hay ofendiditos en la derecha. Y cuando claman libertad de expresión para unas cosas, para otras no vale. Estéril y absurda porque el Sincretismo de las religiones y las mitologías nos hace compartir los mismos escenarios, símbolos y decorados. Sería inabarcable la sucesión de coincidencias. Numerosos dioses murieron y resucitaron. Dionisio, el Resucitado, por ejemplo. Existe una interminable lista de coexistencias referidas a la Santa Cena que plasmó Leonardo. Esa escenografía es repetitiva no solo en la pintura mitológica de Bijlert sino que se remonta a las deidades olímpicas descritas por Ovidio. Nacido antes que/de Cristo. Existen numerosas representaciones claras y directas sobre la Santa Cena. Cientos. Con dibujos de la Warner. Con científicos. Con Barrio Sésamo. La archiconocida con Marilyn Monroe en el centro. Con Mario Bros o los Minions. Pero no. La ofensa se debe a que la escena viene representada por Drags, homosexuales, lesbianas y gente teóricamente pervertida. Ya estamos con los típicos prejuicios. ¡Basta Ya! La indignación viene dada por ese rechazo y la homofobia que genera esa gentuza. Damos por sentado que eso es inadmisible. Es mejor fusilarlos uno a uno. Menos mal que mi Fe no está contaminada por esas ideas. Dios es amor y acepta a todo el mundo. Por cierto, mi preferida sigue siendo la representación de Viridiana. Los ofendiditos se encuentran en la diestra y la siniestra. Mi religión (personal) va mucho más allá de todas estas escenografías. No ofende el que quiere sino el que puede. Eso dicen, pero no es así tampoco. Se ofende uno mismo con sus idioteces personales y los permanentes deseos de sentirse ofendido. Menos mal que nadie reacciona como los asesinos de aquella luctuosa matanza de 2015 en las oficinas de la revista Charlie Hebdo. Pues claro que no hay cojones. Menos mal. Estamos a siglos de distancia y necesitamos seguir evolucionando y adaptarnos a los nuevos tiempos. De momento llevamos una de bronce. Preferimos seguir polemizando que solucionar la escasez de medallas y trofeos. Los ofendiditos se encuentran dispersos por doquier. Incluso a nivel personal. No es necesario ser acotado por ninguna ideología. Basta con decirle a un amigo lo que sientes y lo que piensas.Siempre hay algún ofendidito que te “echa la cruz” porque simplemente le preguntas o buscas alguna explicación a su extraña actitud o simplemente manifiestas lo que piensas o sientes. ¡”Jartura” de ofendiditos y de las dobles varas de medir! ¡Jartura de la doble moral y de todo eso!
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