13 de diciembre 2024 - 03:07

Muchos recordarán lo de Algo se muere en el alma cuando un amigo se va; otros rememorarán otras elegías: Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento; Y en los humilladeros a voz pelada buscándote te llamo; No perdono a la muerte enamorada. Podría seguir recordando las lágrimas amargas que los vates derramaron por aquellos viejos amigos que fueron más que hermanos. Todo cobra mucho más sentido cuando se experimenta el mismo tormento, cuando la impotencia se viste de luto y el silencio se enmascara con ese grito sordo que tan solo el dolor puede expresar. Desprendía una dulce y sonora calma que podía apaciguar cualquier momento de tensa inquietud. Su mirar sereno, su sonrisa amable, su silencio apacible y su saber estar. Su humildad y su prudencia como un mudo amanecer invernal. Su caminar lento y pausado, sin prisas, como cuando el tiempo se suspende en las nubes que cruzan lánguidas el cielo azul. Procedía de un frío y pequeño país nórdico donde anochece en un parpadeo durante los inviernos y la oscuridad todo lo engulle, pero al mismo tiempo Lituania es hermosa como una blanca Navidad. Recaló junto a su pareja en estas tierras soleadas del sur, donde fue acogido con la misma templanza que su alma emanaba. En Torremolinos decidió instalarse, allí la luz se respira y se huele a libertad. Aquí nació esa segunda familia que son los amigos, los de verdad. Los que nos besamos y abrazamos bajo un mismo sol. Julius Salenekas es todo paz y amor. Presto a ayudar a todo el mundo, a atender, apoyar y comprender. Se dice que todas las personas son buenas cuando se van, pero él supera con creces ese tópico porque él era y es la bondad encarnada.

De él aprendí que el rencor que entregas regresa como un veneno y que tan solo el amor puede redimirnos y reconciliarnos con nosotros mismos. Julius es de esas personas que pasan por tu vida y dejan una huella imborrable, capaz de traspasar las barreras infranqueables que el tiempo sórdido va levantando. Ciertamente tu recuerdo será más poderoso que el olvido, pues tu presencia seguirá viva en los prados, las flores, la luna, el sol y el mar.

Quisiera escarbar la tierra con los dientes y apartar la tierra parte a parte, pero no debemos afligirnos pues, aunque nada pueda hacer volver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, la belleza subsiste siempre en el recuerdo. Hasta siempre, amigo del alma.

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