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DESPUÉS de más de una década al frente del Ayuntamiento cabe pensar que incluso es humano intentar dejar un sello para la posteridad, algo que recuerde durante mucho tiempo el paso largo, aunque efímero, por l a Casona del Parque. No era suficiente el proyecto de peatonalización de calle Larios, ya que al fin y al cabo se gestó en la administración de Celia Villalobos. Y si la ex concejala y arquitecta Olivia González contara sus memorias, comprenderíamos lo cerca que estuvo de triunfar otro proyecto bien distinto del que afortunadamente vio al final la luz de la mano de Iñaqui Pérez de l a Fuente.
El cine Astoria era la última oportunidad, tras los fallidos intentos en el Puerto. La ocasión de crear un gran continente, un edificio que llevara la firma de alguno de los arquitectos más prestigiosos del mundo. Por eso se agotó la paciencia del promotor de Baensa con todo tipo de trámites y trabas burocráticas impensables en un ayuntamiento con una gerencia de Urbanismo con una mínima seriedad. La idea del propietario del edificio era levantar un bloque de pisos de lujo y dejar una planta para la ampliación de la Casa Natal de Picasso. Seguramente a estas alturas el promotor se hubiera tenido que comer las casas y puede que tuviéramos un inmueble fantasma o, lo peor, otro esqueleto de los que abundan en la Costa gracias a la explosión de la burbuja.
Cuando no quedó otro remedio, porque era imposible usar más añagazas con el dueño de la parcela, el Ayuntamiento se la compró por 20 millones. Allí se ubicaría el legado cultural para la historia de Francisco de la Torre. La impronta del mejor urbanista del mundo. Y dos grupos de asesores intentaban convencer al regidor sobre quién era el adecuado para ganar el concurso de ideas que se pensaba convocar.
Y el cántaro se les rompió a los cuentistas. Sin dinero, sin proyecto, sin pritzker que echarse a la boca. El Ayuntamiento busca ahora un privado que levante un mercado gourmet. Es posible que finalmente De la Torre pase a lo anales con el cine Astoria, pero no como pretendía.
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