La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Asugerencia de mi enemiga íntima el epitafio será: “Su vida fue una eterna búsqueda. ¿Dónde he puesto las gafas, no encuentro las llaves, que he hecho con la cartera? Habría que añadir el móvil que es el objeto personal más extraviado. Según una empresa de seguros, en 2022 se distrajeron más de 1,3 millones de smartphones en España. Con todo el agobio que implica exponer los gayumbos con palominos digitales. Cada 23 segundos se pierde o manga un teléfono. Como decía aquél que se quejaba cuando los parlamentarios perdían el Ipad-gañote del Congreso de Los Diputados ¡Habrá que grapárselo a los patroclos! Siguiendo con la confusión están los robos de carteras y bolsos. Se revalorizan con más de 700.000 despistes y sustracciones pinchauvas. Las gafas de sol son otro clásico de la mala cabeza, sobre todo, si los espejuelos muerden logo. Las llaves ya sea de la madriguera, el auto o la moto candada se suman a la lista de los sustos. En la madriguera llevamos una semana rastreando un llavero volatilizado. Puede que haya sido un ectoplasma burlón. Es la última hipótesis que barrunto, dado que de ciento a levantisco viento, las cosas se esconden solas. Después brotan en un ignoto recoveco como una aparición mariana con su manto de polvo y séquito de ácaros. Por ello, me persuade la idea de tocar los cojones a san Cucufato por prescripción supersticiosa: “San Cucufato, San Cucufato, con este pañuelo los huevos te ato y hasta que no aparezca el llavero no te los desato”. En lo de las ausencias también se invoca a san Antonio de Padua patrón de los objetos y matrimonios perdidos. Cosas de la identidad. También se esfuman los carnets, las tarjetas de crédito, medallitas, cruces, relojes, auriculares y paraguas. No menciona el estudio que aludo el intangible de la pérdida de la libertad de expresión. Navegamos días de autocensura y cancelación inquisitoria. Volvemos a las cavernas con homínidos de secano que graban presuntos agravios en listas Stasi de periodistas desafectos. Luego llegan los linchamientos digitales por un quítame de ahí unas comillas. Pero tranquilo amigo lector, no le voy a amargar el florido domingo de calima y mocho en Cenacheriland ¿Dónde están las llaves? …a este paso en el mismo sitio que los valores democráticos: “En el fondo del mar, matarile, rile, rile. En el fondo del mar,matarile, rile, ron, chimpón”.
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