Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
En su segunda acepción, malo es aquello que es nocivo para la salud. Por extensión, todo lo que lo es para alguna faceta de nuestra vida. Aquello que nos hace daño es mala cosa. Aunque no siempre. La fortuna juega un papel importante y más aún cuando a las personas nos referimos. El daño puede ser fortuito y que alguien nos hiera puede no ser más que un lance del destino. A diferencia de quien, con clara conciencia nos provoca un mal, no podemos calificar de mala persona a quién lo origina casualmente. Ellos no son los que sin el menor atisbo de duda podemos calificar de malos. Esos a los que la primera acepción del término “de valor negativo, falta de las cualidades que cabe atribuirle por su naturaleza” les viene como anillo al dedo. Aquellos a los que la definición “que se oponen a la lógica o la moral” les viene como un guante. Son los “de mala vida y comportamiento”, los “enfermos”, “desagradables y dolorosos”. También “deteriorados y estropeados”. Son, a fin de cuentas, los “malvados”.
Y siendo esto así ¿cómo calificar el comportamiento de individuos como Luis Pérez (Alvise en su ego más épico) y su acólito Vito Quiles? ¿Qué pensar de un sujeto, el segundo de ellos, que el 7 de agosto tuitea como noticia de última hora el apuñalamiento de un niño de 14 años por tres MENAS cuando no ha habido ningún apuñalamiento a un menor, el vídeo que acompaña es de otra calle y suceso, y el apuñalamiento más cercano que hubo en Zaragoza fue perpetrado dos meses antes por dos adultos más de aquí que el esparto? ¿Qué pensar de que tuitee esta memez cuando en Inglaterra andan quemando las calles por otro bulo similar difundido en las redes? Un error lo tiene cualquiera, pero ¿qué tenemos que pensar cuando el maestro del joven padawan publica días después la foto de un delincuente inglés como presunto asesino del niño de Mocejón para hacernos creer que es un inmigrante? O cuando relaciona el crimen con una mezquita y la presencia de inmigrantes.
Una mala persona es aquella que hace el mal a conciencia. Intentar que la gente salga a la calle y se enzarcen a hostias con sus vecinos es algo muy malo. Más aún cuando tú no te meterás en la refriega y te blindarás tras condición de eurodiputado. En el español más castizo, el término con que se denomina a estos sujetos es hijo de puta. Pero a mi señora esposa le molesta que lo emplee. Aunque haya más hijos de putas que ventanas.
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