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Hay muchos modos de decir una cosa y, tal como nos advierten los lingüistas, en el uso cotidiano que hacemos del lenguaje hablado o escrito (o sea, cuando usted conversa con un vecino o lee una noticia en el periódico), tan importante como el significado de lo que se dice es la intención con la que se dice. Así se puede decir de alguien: "es una buena persona, un santo" y, por el tono y la circunstancia en la que se dice, que esa frase signifique todo lo contrario. O decir: "es un hijo de p…", con la intención (que el interlocutor entiende perfectamente) de resaltar que esa persona es un gran tipo, un amigo en el que se puede confiar.
Durante la campaña a las elecciones madrileñas, el ministro del Interior, el candidato de Unidas Podemos y la directora general de la Guardia Civil han recibido cartas anónimas con amenazas y balas ensangrentadas. Días después, era la ministra de Industria, Comercio y Turismo la que recibía una carta con una navaja ensangrentada. Afortunadamente, en este último caso, se detuvo al autor de la misiva, el cual -como cualquier persona- puede ser descrito de múltiples maneras, según se haga énfasis (intencionadamente) en su edad, sexo, estado civil, salud, origen familiar, profesión, simpatías políticas, aficiones, etc. En consecuencia, veamos algunas de las múltiples formas que podría darse esta noticia en la prensa -por supuesto todas adecuadas a la verdad de los hechos- y la posible intención de los redactores: 1ª) "El autor de la carta con la navaja a la ministra está emparentado con el diputado de Vox Espinosa de los Monteros" (la intención que aquí subyace es que podría existir relación entre la amenaza y la extrema derecha de Vox), 2ª) "El autor de la carta con la navaja a la ministra es hijo del fallecido conde de Guijas-Albas" (la intención en este caso podría ser resaltar la actitud reaccionaria y golpista de cierta aristocracia frente a las propuestas de la izquierda), 3ª) "El autor de la carta con la navaja a la ministra es hermano de un empresario condenado a prisión (e indultado por Gallardón) por falsedad documental" (con lo que se podría querer enfatizar la relación de la corrupción del PP con las malas artes financieras de algunos empresarios, frente a lo que se opondría la política de los partidos de izquierda. 4ª) "El PSOE hace campaña con la amenaza de un esquizofrénico", 5ª) "La izquierda se aferra al "fascismo" aunque la navaja la envió un loco".
Tengo que decir que, salvo la versión 4ª y 5ª, aparecidas respectivamente en el diario El Mundo y El Español, que yo sepa, ninguna de las otras tres ha aparecido en la prensa. Son invenciones mías, tendenciosas y repletas de malas intenciones, pues en lugar de ceñirme a lo fundamental de la noticia, lo que pretendo es manipular en mi propio beneficio (o en el del grupo de presión o partido político que a mí me conviene) los sentimientos de mis posibles lectores, y eso al margen de que con ello indirectamente culpabilice, estigmatice, minusvalore o, claramente, ponga en la picota del rechazo social a individuos concretos o a personas frágiles que poco pueden hacer por defenderse. En fin, una manera de banalizar el mal y de alimentar las cloacas donde anidan las serpientes.
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