La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Cateto a babor
El aguacate se ha metido definitivamente en nuestras vidas. Diría que se ha convertido en la manteca del siglo XXI. Uno, que tiene mucha afición por lo de desayunar, ve que cada día te lo encuentras más, ya sea en su estado de a lonchas o en estado de crema.
En los bocadillos matutinos aparece muchas veces emparejado con el jamón y su llamativo color entre amarillo y verde se deja ver encima de los molletes ligeramente tostaítos. Sin que la cosa destaque mucho, por lo bajini, como dice mi madre, el aguacate va ganando posiciones y es como la bandera de lo que ahora se llama desayunos saludables.
A la hora de comer se le ve en todo tipo de ensaladas y el guacamole, cuyo ingrediente principal es también esta fruta, aparece ya hasta para acompañar el cazón en adobo. Hasta en las ensaladillas se le pone unos puntitos, así como el que no quiere la cosa.
La popularidad del aguacate es una de las muestras de esta cocina de fusión que está tan de moda, donde occidente y oriente se arrejuntan produciendo platos que son pero no son, que parecen pero en verdad no es lo que tú crees, que huelen como si unieras en un mismo sitio cuarto y octavo de Varon Dandy y medio litro de perfume de flor de loto… y que al final no se sabe muy bien ni a que saben. Eso sí, siempre llevan picante, porque yo creo que este último tiene la virtud de que tapa todos los defectos.
El aguacate pega ahora con todo y parece que una comida no está terminada si no aparece por algún lado. Temo que algún día alguien dé el paso. No ha ocurrido por el momento (que yo sepa) pero puede pasar en cualquier instante. En el momento que menos me lo espere, en un sitio de estos de desayunos de diseño me pondrán lomo de cochino metío en aguacate, en vez de en manteca. Y la zurrapa estará hecha también con esta fruta y tropezones de semillas de chia, otro "saludable" que aparece también por los sitios que menos te lo esperas.
La berza de aguacate puede manifestarse en cualquier momento y cualquiera sabe si el menudo puede elaborarse con lonchas de hueso y piel de aguacate. La pringá verde, sin tocino bamboleante, está más cerca de lo que tú crees. Que San Jacobo nos proteja.
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