Microcosmos
Microcosmos
Los conceptos de microcosmos y macrocosmos tradicionalmente se han enfocado desde la vertiente filosófica, biológica o física. Y también sociológica, esto es, el entorno inmediato y la sociedad en general. Me interesa especialmente esta perspectiva porque no requiere el grado de especialización que las anteriores necesitan. Nuestro macrocosmos podría aludir a nuestro país, Europa y el mundo. Lógicamente, micro y macro se encuentran estrechamente interrelacionados aunque nos obstinemos en soslayar esos hilos, tan sólidos como bramantes, con que están conectados. La política, la sociología y la ideología sostienen este macro universo.
Nuestros microcosmos pueden ser multicelulares, es decir, los entornos donde nos desarrollemos como animales sociales. No necesariamente han de estar interconectados: uno puede ser el magister con sus compañeros de trabajo y ser un donnadie en su entorno familiar. Uno o una puede brillar en su comunidad porque es un vecino ejemplar y al mismo tiempo convertirse en un ser anodino dentro de su camarilla. A menudo, elegimos los microcosmos donde preferimos desenvolvernos. Sé de compañeros que eran auténticos líderes o lideresas en sus empresas y fuera de ellas desapercibidas personas sin voz, ni voto; seguramente porque no les interese o porque debe de ser agotador ser el number one en todo. Es cierto, el ciudadano a menudo necesita adherirse a un grupo social y consolidarse como alguien imprescindible o importante, bien en una pandilla, un club social o una espontánea quedada. Por otro lado, hay personas que necesitan ser los cabecillas de todo y en todo. Si comprueban que en un grupo no son determinantes, lo más seguro es que se retiren, se reinventen o creen su propia agrupación de acólitos. Que conste que no es una invectiva, simplemente es una insustancial observación, ya que cualquiera tiene el completo derecho a ser líder o seguidor. Se trata también de una alusión al micro y macrocosmos de las RRSS. Los hay quiénes se desviven por conseguir y coleccionar seguidores como si fueran cromos y, por otra parte, se hallan los followers, los que carecen seguramente de aquella ambición. Nunca será tarde cuando adviertas la frivolidad y la desmaña que envuelve este concepto dual. Nunca será tarde cuando comprendas que la felicidad auténtica no reside en ser cabeza de grupo o convertirte en un magnífico líder o influencer. Usted tampoco necesita ser un súbdito que alimente las ínfulas de aquel.
En cualquier caso, cada cual es libre de posicionarse aquí o allí; pero sería interesante que cada cual realizase una profunda autocrítica para averiguar cuáles son sus carencias y qué salsas desea untar para nutrir su insípida vida.
También te puede interesar
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Retorno de Páramo
El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
Superioridad femenina
La ciudad y los días
Carlos Colón
La Navidad en la obra de Dickens
Lo último