El momento de Europa

Ahora que la palabra clave de la política de hoy es incertidumbre, creo que es el momento de Europa. Sabemos que es muy difícil: Trump es imprevisible y con su política de aranceles está desatando una auténtica guerra comercial de consecuencias desconocidas. Las guerras de Ucrania y Gaza siguen ahí y no se vislumbra, de momento, un acuerdo de paz cercano en ninguno de los dos conflictos. Son liderazgos fuertes con políticas radicales en contextos de conflicto que, a su vez, incentivan el enfrentamiento en un orden internacional dominado por un multilateralismo en el que Estados Unidos, Rusia, China y Europa constituyen las piezas de un nuevo tablero político en plena mutación.

Ser europeísta no es un fideísmo estéril o una postura que refleje una candorosa ingenuidad política. La Unión Europea ha demostrado que es una institución resiliente y con capacidad de enfrentarse a las crisis –lo hizo con el euro, con el brexit y también con el covid-19-. A pesar de los reproches al desacuerdo y a la división interna, a la distancia de los problemas de la ciudadanía de las instituciones europeas y a la crisis del liderazgo del proyecto europeo, lo hizo razonablemente bien. Por ello, hay buenas razones para pensar que Europa es el lugar adecuado para responder a los aranceles y también para pensar el modelo de seguridad que debemos de construir ante el cambio de orientación de la política económica y exterior de Estados Unidos.

Si esto continua así, el asunto clave está en tomar conciencia de que Estados Unidos abandona Europa a su suerte en el plano económico y también en el plano de militar. Esto implicará la necesidad de una apuesta por una Europa más independiente y en la que será necesario reorientar los objetivos. Por ello, hay que discutir seriamente las políticas necesarias de un rearme como un tema serio y a medio plazo de la nueva realpolilik.

Jürgen Habermas en un artículo reciente ha justificado el rearme como una autoafirmación de la Unión Europea “a la que Estados Unidos posiblemente va a dejar de proteger en una situación geopolítica que se ha vuelto impredecible”. Sin embargo, este rearme sólo es justificable si se avanza, simultáneamente, en el proyecto europeo. “Las razones políticas que he mencionado para justificar el fortalecimiento de una fuerza militar disuasoria común de la Unión Europea solo las puedo defender bajo la reserva de que se dé un paso adelante en la integración europea”.

Europa es también, como ha escrito Antonio Muñoz Molina, “es una isla de bienes públicos, libertades individuales y protección social en un planeta cada vez más dominado por los poderes financieros y por países que combinan el despotismo político y el capitalismo salvaje”. Sólo desde Europa podremos defender este modelo de sociedad y transformar nuestras sociedades hacia un modelo compatible con el bienestarismo ante los cambios que nos impone el mundo de hoy.

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