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LA moral tribal y el neopuritanismo políticamente correcto deciden la bondad o maldad de las cosas según a qué tribu pertenezca quien las haga, no según lo que haga, ignorando cualquier principio objetivo. En estos días la tribu feminista y los hipócritas políticamente correctos se han enfadado porque Ryanair ha hecho un calendario erótico en el que posan sus azafatas. La organización de consumidores Facua, el Instituto de la Mujer y el Instituto Nacional de Consumo han acusado a la compañía de atentar contra la dignidad de las mujeres y de presentar una imagen estereotipada de las azafatas. Y algunas asociaciones feministas han protestado, no por la explotación comercial del cuerpo, sino porque no se exploten por igual los de hombres y mujeres: la igualación por abajo, ya se sabe.
Nadie protesta cuando la gilipollez de los calendarios desnuda a musculosos bomberos y policías, a orondas madres de familia y hasta al programa de Ana Rosa al completo (siempre por una causa solidaria, forma posmoderna de nombrar la añeja caridad tipo "siente un pobre a su mesa" fustigada por Berlanga en Plácido). Nadie protesta cuando las televisiones convierten en personajes populares a esas neo- mantenidas que viven de haber tenido una o varias relaciones con uno o varios famosos. Nadie protesta cuando la publicidad explota cuerpos para vender cualquier cosa. Pero he aquí que el calendario de Ryanair ofende, según Facua y el Instituto de la Mujer, porque desbarata la lucha de las mujeres para que "se las considere como profesionales y no como objetos sexuales", no aparecen ni pilotos ni azafatos desnudos, "presenta a la mujer como un objeto" y "se transmite el mensaje de que hay que escoger Ryanair porque sus azafatas son las más guapas".
¿Desnudando también a los pilotos se habría reparado el honor de las azafatas? ¿No hace tiempo que, sin que nadie proteste, cada fin de año aparecen calendarios con policías, bomberos, periodistas o tertulianos de ambos sexos despelotados? ¿Facua y el Instituto de la Mujer no ven televisión, y por eso no protestan por los culos, tetas, gemidos o refregones que anuncian perfumes, dulces, coches o bebidas? ¿O más bien cada tribu pone el límite donde le conviene y la hipocresía políticamente correcta decide arbitrariamente qué es ofensivo y qué no lo es, aunque se trate de lo mismo? A esta hipócrita moral tribal ha respondido la moral de mercado por boca de la directora comercial de Ryanair: "Desde que Facua nos denunció las ventas se han multiplicado, así que agradecemos toda esa publicidad gratuita". Todo vende, y el escándalo más.
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