
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La falla Pumpido
Lo último, el show de Elon Musk empuñando una motosierra, apadrinando a Javier Milei en esa cumbre conservadora de Washington y todo ello en un ambiente de diversión y carcajadas. ¡La motosierra de la burocracia! dijo el hombre más rico del mundo, encargado por Trump de disminuir al máximo la administración norteamericana. Una muestra más de ese egocentrismo teatral tan característico del dueño de Tesla en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC).
Trump está siendo, en este segundo mandato, un presidente fulminante. Antes de su toma de posesión se sabían ya las nuevas líneas de su gobierno, se conocían los nombramientos de sus principales colaboradores, ha firmado más decretos en este tiempo que ningún otro presidente norteamericano, ha señalado enseguida las líneas de su política exterior, su política económica y su política de alianzas. Se está caracterizando por ser un presidente veloz y agresivo en definir la agenda política de su segundo mandato. Ha tenido tiempo durante cuatro años de espera y es evidente que no perdona, ni olvida. En realidad, no se puede decir que haya vuelto porque nunca se fue. De hecho, la sociedad norteamericana está fuertemente dividida y polarizada gracias al trumpismo.
Lo que es evidente, es que en algo más de un mes –el 20 de enero de 2025 tomó posesión como presidente- hemos abandonado esa imagen de un dirigente que construía el mundo real, a través de los bulos y posverdad y se ha convertido en un presidente temible que abandera una nueva revolución conservadora en la que, rodeado de una plutocracia tecnológica, ha entrado en todas las esferas de la política blandiendo su particular motosierra y rompiendo todo: en política económica, con la amenaza de los aranceles y bajando impuestos; en política exterior, aliándose con Putin para poner fin a la guerra de Ucrania y dando alas a Israel, mientras Ucrania y la vieja Europa son objeto de su desprecio y si repara en nosotros es para animar a la extrema derecha en Alemania y, en general, a todos esos amigos de la ultraderecha ultramontana con la que se siente cómodo. Es pronto para ver todavía los efectos, pero es obvio que nos encontramos ante un claro ‘giro a la derecha’ que tendremos que analizar.
Hay precedentes, claro que sí. En el mes de enero de 1979, a unos pocos meses de la asunción de Margaret Thatcher como Primera Ministra, el sociólogo Stuart Hall publicó un artículo caracterizando el liderazgo de Thatcher. En el texto planteaba el panorama político inglés y el “giro a la derecha” que vivía la sociedad. Según describía Hall, se podía conceptualizar al thatcherismo, como un “populismo autoritario” (El gran espectáculo hacia la derecha, en Zona Abierta, 50/51, 1989). El trumpismo quizás no es el thatcherismo pero puede que sea interesante volver sobre el populismo autoritario para explicar este gran espectáculo de la derecha de la motosierra.
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