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El presidente Moreno aterrizó el viernes en Málaga para anunciar algo que en el fondo no era nada noticioso: rechazar el Metro al Civil y apostar por llevar la línea hasta el PTA. Después de tantos titulares, de tanta controversia, de tantas (una) manifestaciones multitudinarias (191 vecinos y dos concejales), el suburbuano no tendrá parada en el Civil. La presión vecinal ha permitido que Paco de la Torre gane esta batalla y los residentes de Eugenio Gross duerman más tranquilos. Por cierto, ¿se acuerdan de aquellas declaraciones del ex asesor del alcalde Francisco Ruiz sobre el Metro en superficie? ¿No? Pues esto dijo: "El tranvía tendrá que recoger a los niños atropellados". Calentones del momento. No es que el proyecto del suburbano al Civil me apasionara y no creo que gastarse ahí 130 millones de euros (sí, 130 millones de euros) fuera una prioridad para Málaga, pero el ciudadano tiene cada vez más la sensación de que los proyectos se hacen sin base a una fundamentación técnica rigurosa. Unos 200 vecinos, menos que los Trescientos de la batalla de las Termópilas de la película de Zack Snyder, han tumbado el proyecto para regocijo de De la Torre. Si el alcalde siempre tuviera en cuenta la opinión de los vecinos, esta ciudad sería increíble, si no que se lo pregunten a los residentes del centro (terrazas, ruidos, actos por la mañana, por la tarde y por la noche)... Pelillos a la mar y el contador a cero. Aunque suene ingenuo, y mucho, ¿estos proyectos tan estratégicos para la ciudad no deberían ser consensuados por técnicos y expertos independientes? Me explico: no parece muy coherente que un político, me da igual del partido que sea, tenga que decidir sobre cuestiones clave para una ciudad en las que lo que hay que analizar son fríamente los números y, sobre todo, los pros y los contras -los técnicos y no los votos-. Ahora todas las miradas se dirigen al PTA. Es cierto que el problema de la movilidad puede amenazar el crecimiento de la tecnópolis y que ya ha habido empresas que han mostrado sus dudas en instalarse en Málaga por este mismo motivo. Lo que no es de recibo es que esta última década no se haya hecho nada por solucionarlo, solo algunos experimentos de Tráfico nada concluyentes, como es lógico. Ahora bien, ¿es el Metro la solución? Estamos hablando de un Metro ligero, capaz de transportar a unos 200 pasajeros por trayecto. ¿Cuánto tiempo haría falta para evacuar a los trabajadores al PTA? Un dato: en la tecnópolis trabajan unos 18.000 trabajadores. No soy técnico, pero no me salen las cuentas. Pero no pasa nada, podemos dejar pasar estos cuatros años formalizando el proyecto. Luego, quién sabe, puede llegar otro partido y, quién sabe, puede pensar que el Metro al PTA no sea la solución. En fin.
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