Salvador Merino
Vaya tropa
En plena celebración de la Semana de la Arquitectura, la desaparición del antiguo CAC y su anunciada reaparición como MuCAC (tampoco es muy creativo pasar de Centro de Arte Contemporáneo a Museo y Centro de Arte Contemporáneo) abre la posibilidad de reflexionar sobre las posibilidades de este espacio expositivo, que tendrá que presentar unos fondos a la altura del edificio que ocupará.
En la vorágine creadora de museos de principios de siglo, fue una inmobiliaria quien planteó en 2011 crear un “museo de la arquitectura” en la ciudad. Si bien el promotor puede que no fuese el mejor, malo en medio de una crisis inmobiliaria durísima y quizás peor en un mercado en el que la vivienda cada día es más inalcanzable, la idea no lo es. Con esta propuesta en el debate ciudadano, el Colegio de Arquitectos de Málaga le propuso al Ayuntamiento la creación de un espacio expositivo que albergara su colección de arte. Posiblemente, la más interesante que se pueda encontrar en España sobre el periodo de la movida que trascurrió entre finales de los 70 y principios de los 90 del siglo pasado. Representativa de un momento cultural singular de nuestra historia caracterizado por una desinhibida explosión de libertad.
No ha sido la única vez, ni se propuso que nos limitásemos a montar una pinacoteca más. La idea era más amplia y configuraba un proyecto sobre cuyos contenidos tampoco había trascendido gran cosa. Pintura y escultura podían dialogar con la arquitectura en un espacio que reservase un lugar para presentar las exposiciones temporales que organizan las diferentes administraciones y que no encuentran sitio en la capital. Y quizás, junto a estas, un centro de interpretación de la ciudad configurado como un proyecto inmersivo elaborado, tal vez, en colaboración con las nuevas iniciativas de desarrollo digital que acoge la ciudad. Capaz de aportar la experiencia cinestésica que diferencia la percepción de la obra arquitectónica de la pictórica o la escultórica, y centro de innovación de las nuevas tecnologías de representación de la arquitectura.
Se planteó algo original con la única pretensión de devolver a la sociedad un poco de la que ella nos había dado, pero las prioridades debieron ser otras y el Colegio tenía problemas más grandes entre manos aquellos años. Hoy, con un nuevo proyecto cultural en pañales, quizás sea la oportunidad de recoger un pasado ofrecimiento.
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