“Niñombres”

En Cenacheriland estamos siendo asaltados por cabalgatas proxy de los Reyes Magos. Desfiles bilocados desde el dos de enero por los distritos de Centro, Málaga Este ,Ciudad Jardín, Bailén-Miraflores, Palma-Palmilla, Cruz del Humilladero, Carretera de Cádiz, Churriana, Campanillas y Teatinos-Universidad apedreando ilusiones de gominola. Con la traca final de este domingo 5 desde las 12 de la mañana con permiso de los aguaceros aguafiestas. No solo las criaturas escriben cartas a Melchor, Gaspar y Baltasar en estos días de mensajería instantánea y emails. También hay adultos que esperan juguetes de regalo. Las jugueterías ven sustituir el público infantil por hombres y mujeres talluditas. Gajes del invierno demográfico. Se les denomina “niñombres”. Adaptación del anglicismo “kidult”. Adultos que disfrutan a todo plástico de la cultura pop: dibujos animados, películas de superhéroes, figuras de acción, cochecitos, cómics o baratijas de kiosco. Un movimiento de revitalización de la memoria egebera. La muy exportadora industria del juguete en los años 70 llegó a representar en España un PIB del 12% al 14%. Lo mismo que el sector del automóvil en la actualidad, según documenta el historiador del juguete Juan Hermida. Meccano, Palouzié, Poch, Borras, Payá, Rico, Exin, Madel, las muñecas de FAMOSA con Nancy…su legado sigue vivo y remembera el baby boom en estos días de muy chunga tasa vegetativa. La cuestión es que a raíz de un reportaje de la televisión canaria en el programa “Ponte al día” el pasado 11 de noviembre ridiculizaron como “Niñombre” a “Lobo Arkero” un coleccionista que abrió las puertas de sus vitrinas y corazón. No faltó la psicóloga que calificó al personaje poco menos que de Peter Pan dando a entender que su afición era muestra de inmadurez. Abrió el cofre de juguetes de Pandora al ofender y menospreciar a una comunidad no sólo pacífica, sino que además deleita con satisfacción y disfrute a quienes la rodean. Desde belenistas que representan fascinantes dioramas con clicks de Playmobil, a los promotores de museos de juguetes como el de Cuevas de San Marcos o el Museo de la Educación de Alhaurín de la Torre. Se da la circunstancia que en esta legión transversal etiquetada de “niñombres” hay profesionales muy prestigiosos con grandes responsabilidades y personas corrientes que encuentran en su pasión un relajo para las tensiones diarias gracias a la fantasía. Somos homo ludens. El juego es imprescindible en el desarrollo de las personas, si recuperáramos una miajita de inocencia infantil mejor nos iría;-)