La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
La esquina
Tu problema no soy yo, Pedro, tu problema eres tú. ¿Recuerdan? Se lo espetó Susana Díaz a Pedro Sánchez en la campaña de las primarias socialistas en 2017 que ganó ampliamente el segundo. Llevó al PSOE a la Moncloa tras una moción de censura contra el PP más corrupto y dos victorias por mayoría relativa en 2019. Ahora Sánchez se ha convertido en el principal problema del PSOE. Su más seguro conductor hacia la derrota.
Él se empeñó en desnaturalizar las elecciones locales y autonómicas, oscureciendo a los candidatos socialistas y erigiéndose en protagonista máximo de la contienda. Creyó, en su empacho de narcisismo y soberbia, que desviando el foco de la campaña hacia los logros de su gestión –pasada y futura, porque la diarrea de promesas resultó tan inagotable como impertinente– y transformando los comicios en un plebiscito anticipado sobre su persona el triunfo estaba asegurado.
Pasó lo contrario. Los alcaldes, alcaldables y presidentes de autonomías pagaron la factura de la gobernación de Sánchez, engordada por el hecho contrastado en las urnas de que sus logros pesaron menos que sus errores y debilidades. Así es como lo vio la gente: ni la subida de las pensiones y el salario mínimo ni la mejora de la economía y el empleo hicieron olvidar que comparte el Gobierno con un partido populista, que sus socios preferentes son dos partidos tóxicos (liderados por los políticos más detestados por la inmensa mayoría de los ciudadanos), que sacó de la cárcel a los que intentaron dar un golpe de Estado, que eliminó el delito de sedición y que aprobó la ley del sólo sí es sí.
La urnas dictaron el domingo este veredicto inapelable: el efecto Sánchez es el defecto Sánchez. En todas las ciudades a las que acudió en campaña el presidente a apoyar a los candidatos socialistas éstos perdieron las elecciones. En todas. El caso de Sevilla es singularmente significativo. Era la más poblada de las capitales –la cuarta o quinta de España– en manos del PSOE. El candidato, Antonio Muñoz, lo hizo bien en la etapa anterior (salvo en limpieza) y era mejor candidato que del PP, José Luis Sanz. Su lema de campaña fue Sevilla y sólo Sevilla. No contaba con Pedro Sánchez, con su omnipresencia y su acaparamiento de la campaña electoral. Muñoz perdió ante Sanz. Como tantos otros.
Alguna vez Pedro Sánchez fue la solución para una crisis del PSOE. Ahora es el problema. La confirmación, el 23 de julio.
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