
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Manías de primera hora
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No lo tiene fácil la ministra de Hacienda, Mª Jesús Montero, en Andalucía. Aunque bien es cierto que decir una cosa aquí y la contraria allí es algo que trae bien aprendido de su jefe Sánchez. Para salvarle la cara ante los andaluces, después de prometer la autonomía fiscal a Cataluña, el Congreso regional socialista va a defender la “autonomía fiscal”. Vamos, que quieren justificar el acuerdo de que lo que se recaude en Cataluña se quede en Cataluña. Por poner un ejemplo muy simple, ¿Qué le parecería que la recaudación municipal de la Malagueta y el Limonar, se la quedaran dichos barrios para ellos y sus servicios? Y que la Palmilla, Carretera de Cádiz o Mangas Verdes, que se apañen con lo que ellos recauden. A eso le van a llamar los socialistas “justicia redistributiva”. La barbaridad consiste en considerar que no es el ciudadano el contribuyente a la caja única, sino que son las Comunidades y éstas negocian de tú a tú con el Estado el pago que le hace en función de los servicios que reciben. O sea, que la igualdad de los españoles se va a freír monas. Lo que nos lleva al siguiente razonamiento: Si Cataluña es autónoma en la Hacienda, obtiene el control de sus fronteras, todas las competencias en la inmigración, si controla su producción energética y las únicas fuerzas armadas en su territorio son los mozos de escuadra y la policía local ¿Qué les falta para ser independientes? ¿Qué el resto de españoles necesitemos un visado para entrar en Cataluña? Y, mientras tanto, los ciudadanos catalanes, gozarán de todos los derechos como españoles en el resto de las Comunidades. ¡Bravo! ¿Y quiere el PSOE que en Andalucía votemos a Mª Jesús Montero? Lo que tenemos que hacer es votar a Puigdemont ¡Hombre!
Cuando la candidata socialista fue consejera de Hacienda en la Junta de Andalucía, gobernando en España Mariano Rajoy, peleaba por reformar la financiación autonómica porque la consideraba injusta y perjudicial para Andalucía, pedía una mayor equidad en la distribución de recursos, también pidió una revisión de los fondos adicionales (educación, sanidad, etc.), reclamó ajustar la distribución de los fondos a las necesidades reales e insistió en la reivindicación del financiamiento de la deuda autonómica. En definitiva, le demandaba a Rajoy, en esos tonos agresivos que acostumbra a usar (su educación no ha empeorado, ya era peor), un modelo de financiación autonómico más justo que tuviera en cuenta las desigualdades territoriales y económicas entre las comunidades autónomas, así como proteger y mejorar los servicios públicos en Andalucía. Estas demandas se basaban en la necesidad de garantizar una financiación adecuada para hacer frente a los retos económicos y sociales de una región con altas tasas de desempleo, pobreza y demanda de servicios públicos. Ahora ¿Qué le va a demandar a Sánchez? Ella, de consejera en la Junta, eliminó el impuesto de sucesiones, algo que yo aplaudí porque ese impuesto es una injusta doble imposición, pero entonces eso no le pareció hacer dumping fiscal. Ahora, como gobierna el PP, hacen dumping. Y nos preguntamos los andaluces, ¿La autonomía fiscal de Cataluña no es dumping fiscal? ¿Pero, cómo se atreve el PSOEA, para salvar a la Montero, a defender la autonomía fiscal? No hace falta ser un lumbreras para entender que trocear la Hacienda Estatal, aparte de inconstitucional, es una afrenta a la justicia, la igualdad y la equidad entre los ciudadanos de las comunidades más desfavorecidas.
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