La Rayuela
Lola Quero
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Como recientemente indicaba Francisco Guzmán, director del Instituto Andaluz de Domótica y Eficiencia Energética, en las Jornadas sobre Derecho de Aguas en la UMA, no hay peor tortura que el síndrome del naufrago: estar rodeado de agua y morir de sed. Hoy la desesperación por la sequía afecta tanto a agricultores y ganaderos como a la industria turística y su desarrollo económico. Los efectos empiezan a sentirse en nuestras ciudades y los límites de agua potable se reducen por días. La cuestión central es: ¿se están creando las infraestructuras necesarias para generar agua cuando no haya?
Hemos observado como se planifican obras de emergencia para la reutilización de aguas residuales en el regadío. Incluso se plantean canalizaciones para un mejor reparto del agua embalsada. Pero ninguna de ellas responde a las necesidades de generar agua potable para consumo humano, y el tiempo de actuar se agota. Actualmente los más de 18.000 sistemas de desalación repartidos por el mundo resuelven o palian estas sequías cada vez más recurrentes. Por tanto, tenemos ante nosotros soluciones viables que pueden dar respuesta a estas situaciones. Hoy zonas como Almería o Canarias se surten de estos sistemas y afrontan con mayor tranquilidad los riesgos climáticos, mientras otras pierden su agricultura y arriesgan su turismo por falta de celeridad en la toma de decisiones.
Las limitaciones legales en España para la captación de aguas marinas son claras: para agua de abastecimiento humano deben solicitarlo Ayuntamientos o mancomunidades; en caso de riego agrícola, las comunidades de regantes y, para uso industrial, las propias empresas. Por ello vemos como, aquellos municipios con mayor visión estratégica, empiezan a mover ficha, y lugares como Estepona están dando el pistoletazo de salida. El impulso de un alcalde, preocupado por el desarrollo de su ciudad, y el asesoramiento recibido por los centros de investigación andaluces han puesto encima de la mesa el desarrollo de plantas de desalación portátiles que hoy son fabricadas por empresas españolas con resultados muy esperanzadores. Sirva de ejemplo como en la Palma se ha logrado en tres meses suministrar el agua necesaria a las plantaciones plataneras y se ha logrado superar la trágica situación creada por la erupción del volcán. Por tanto, recordémosles a nuestras autoridades la frase de Walt Disney: “Piensa, cree, sueña y atrévete”
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