Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Crónica personal
Llegan por centenares todos los días, desafiando la muerte porque es peor lo que les espera si permanecen en sus países de origen. Son víctimas de mafias, y de policías y políticos corruptos que compadrean con las mafias, y víctimas también de un efecto llamada que les atrae irremediablemente.
Hace apenas tres años, la mayoría de los CIE de Canarias estaban cerrados por falta de inmigrantes. Ahora se encuentran desbordados. Miles de inmigrantes se encuentran en la calle, provocando una situación absolutamente desesperada por la imposibilidad material de atender a todos. Con un gravísimo ingrediente añadido: no se sabe si los que llegan se encuentran afectados por el Covid … o si entre ellos se cuelan yihadistas.
La oleada masiva actual a Canarias, además de un trágico problema humanitario es también la demostración de dejadez e ineficacia del Gobierno actual. Los anteriores, desde los tiempos de Aznar, continuando por Zapatero y Rajoy, se volcaron en tomar las iniciativas necesarias para erradicar o disminuir la llegada de inmigrantes. A través de acuerdos con los gobiernos de los países de origen y de los países de los que salían las pateras y cayucos, principalmente Marruecos y Mauritania. Durante años, policías españoles trabajaron en comisarías de esos países para ayudar a sus colegas mauritanos y marroquíes en los trabajos de investigación. Por otra parte, se incentivó la creación de empresas españolas -sobre todo, agrícolas y del sector turístico y hostelería- para formar a personal y darles acceso a un puesto de trabajo sin necesidad de abandonar su país.
En muchos casos se dio vía libre a inmigrantes imposibles de devolver a su país, y un número considerable atravesó la Península hacia la frontera que les abría paso hacia Europa. ¿Devoluciones en caliente? Cualquiera que conozca ese mundo sabe que no es la solución cuando son miles las personas que se encuentran en situación ilegal.
El actual Gobierno no ha sido capaz de continuar con la colaboración. Como siempre, acuden al Ejército, bendito Ejército, para paliar la situación actual en Canarias. Marlaska no sabe para dónde tirar, Laya viaja, pero no acierta, y Pablo Iglesias, en el colmo de la irresponsabilidad, apoya la causa saharaui en el peor momento.
Presume el vicepresidente de sensibilidad social, pero rompe cualquier posibilidad de que Marruecos siga cooperando para impedir que el Estrecho y Atlántico se conviertan en un inmenso cementerio de miles de personas sin más pecado que intentar escapar de la miseria.
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