La colmena
Magdalena Trillo
Noah
En este final de año reaparece uno de los principales talones de Aquiles de nuestra provincia: la movilidad ferroviaria. Cuando en 1975 se inauguró la línea Málaga-Fuengirola, tal y como hoy la conocemos, supuso un gran avance para la movilidad en la Costa del Sol. Hoy Málaga se plantea nuevos retos en el transporte de personas y mercancías, a corto y medio plazo, que le permitan un desarrollo y crecimiento sostenibles. Pero difícilmente puede lograrlo si no se pone manos a la obra. Y los ciudadanos, instituciones y empresas siguen esperando.
Cada asunto que preocupa a los malagueños se encalla cuando entra en la disputa política. Es lógico que nuestros representantes públicos intervengan, pero el problema nace cuando su voluntad partidista está por encima del bienestar ciudadano. Y el impulso del ferrocarril no podía ser menos. Sorprende a propios y extraños que el propio Partido Popular haya votado en contra de la línea de metro hasta el Palo, frenando nuevamente la movilidad deseable de toda la zona Este. Pero mientras que al Oeste de la ciudad se puede llegar por carril-bici, coche, autobús, metro, ferrocarril o, si me apuran, incluso en avión, al Este se le castiga inmisericordemente. Es curioso que el mayor caladero de votos de este partido sea recurrentemente maltratado. Pero, parafraseando la Biblia, los designios políticos también parecen ser inescrutables.
En lo que al tren litoral se refiere, la parálisis hacia el Este en la capital genera la imposibilidad de su desarrollo hacia la Axarquía. Una apuesta firme y valiente por la incorporación de tuneladoras provocaría, como ya se hizo en Metro Sur de Madrid, el desarrollo de más de 10 kilómetros anuales de vías subterráneas. Esto intercomunicaría, en poco más de una década, toda la franja marítima provincial, sin conflictos con la movilidad existente. Es evidente que requiere de fuertes inversiones, pero los beneficios que reportaría para España merecen ser tenidos en cuenta. La capacidad económica, tecnológica y turística que ha demostrado Málaga en el último siglo debe ser cuidada, y ahora se tienen los medios y conocimientos para hacerlo adecuadamente. Esperemos que esta vez construyamos juntos este proyecto porque, como bien dice la escritora británica Joanne Harris: “Algunas personas pasan toda su vida sentadas esperando un tren, sólo para descubrir que ni siquiera llegaron a la estación”.
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