Vía Augusta
Alberto Grimaldi
¿A quién protege el fiscal general?
Ya estoy cansado de la descarada polarización que los medios de comunicación elaboran sin pudor con la única intención de mantenernos enfrentados/entretenidos como al asno que sigue su zanahoria colgada de una vara sin mirar en derredor. El jumento camina como un zombi con la única ilusión de alcanzar la zanahoria que nunca atrapará. Al mantenernos visceralmente enfrentados, las élites de arriba se aseguran una ingente masa de votos. Los que fluctúan o fluctuamos alrededor del sentido común y no nos casamos con nadie -porque somos unos cuantos los que veneramos tan solo a la coherencia- podríamos aseverar que:
El sentido del humor podría volverse contra la presentadora y que alguien manifieste que resulta gracioso que una vaca admire a otra vaca. Que otros tantos aseguren que dicho animal es sagrado y adorado en la India y que no es insultante. Que obviamente no se atreven con una imagen de Mahoma porque les pueden cortar el cuello. Mira tú por dónde podríamos resultar más tolerantes. Y también, y no menos importante, por qué no han calibrado que existe un elevado número de creyentes en España que se van a ofender por caricaturizar al SC con la imagen de una vaca; pero que da igual: ya sea perro, gato o caballo. No es necesario mofarse de las creencias de otras personas. Lo curioso es que deliberadamente es un torpedo contra un montón de personas de derechas y otro tanto de izquierdas: creen que los creyentes solo se hallan en un bando. Qué desinformados. Pues sí, han ofendido a muchas personas. No me sirve como bálsamo de Fierabrás que haya otros escándalos de los que nadie habla: por cierto, dicho bálsamo se bebe, no se trata de un ungüento para la piel. ¡Si Cervantes levantara la cabeza! Efectivamente, muchos de esos fieles ofendidos miran hacia otro lado cuando se pone el dedo en la llaga sobre los abusos y la pederastia de una parte de los miembros de la Iglesia. Tenía que ser el actual Papa el que llamara la atención sobre ello y no silenciara el secreto a voces.
Si nos mantienen polarizados como a dos imanes que se repelen magnéticamente, seguirá existiendo una esfera inamovible de votantes ciegos en ambos bandos que acompañarán fervorosamente a sus líderes hagan lo que hagan, como esos burros que siguen sumisos la estela de su zanahoria, esperando el día en que logren atraparla. Lo que no saben es que ese día nunca llegará. ¡Qué pena! Al menos, no les sigas el juego: a ninguno.
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