Volver a empezar

11 de enero 2025 - 03:07

La historia del PSOE andaluz empieza a ser una montaña rusa de incierto recorrido. Después de apostar por una lideresa como Susana Díaz, que heredó todas las luces y las sombras de los gobiernos anteriores, y haber realizado la transición de Juan Espadas con unos resultados catastróficos, ahora llega el momento de apostar por la vicepresidenta del gobierno y exconsejera andaluza María Jesús Montero. ¿Será ésta la que pueda remontar la deriva descendiente frente a Juanma Moreno? En un par de años lo sabremos.

El apoyo al cupo catalán es un arma de doble filo. Para Salvador Illa ha supuesto un plus de confianza, pero a la mayoría de los andaluces nos suena a cuerno quemado. Tener que soportar el supremacismo y sus fanfarronerías, y encontrarnos ahora con la ministra que les ha dado todo lo que han pedido, es una apuesta demasiado arriesgada. ¿Cómo explicar a los andaluces que nuestro trabajo y nuestros impuestos están teniendo que mantener el permanente expansionismo de la Generalitat, su ridícula creación de embajadas y su clara obsesión por gastar sin medida? Y hasta las próximas elecciones autonómicas el montante va a seguir aumentando, si se quiere mantener a Sánchez en el poder, por tanto, estratégicamente, no parece una candidata muy adecuada.

Montero vuelve a Andalucía tras traicionar a Susana Díaz en el pasado. Todos recordamos como se enteraba por la prensa de que su consejera de hacienda se iba a Madrid como ministra, en apoyo a su contrincante para la secretaría general socialista. La cara de Susana era un poema y el socialismo andaluz se quedó conmocionado. Tras ese primer trágala, tuvieron que contemporizar con otro candidato a la fuerza que sucumbiría nuevamente ante los peores resultados electorales de la reciente historia democrática. Y ahora llega el momento de tratar de remontarlos con estrategias como el ayuntamiento de Jaén, comprando desde la hacienda pública lo que no se gana en las urnas.

El aparato del partido ha menguado bastante en estos últimos años. Pero, aunque las condenas por los ERE de Andalucía y sus reciente indultos socialistas quieran lavar el pasado, los andaluces recuerdan la impunidad y la corrupción que acompañó a todo este proceso. Por tanto, sería recomendable que su nueva candidata deje de recordarnos los desmanes de otros tiempos y apueste por un ilusionante futuro. Salvo que, en el fondo, sea una candidata a la fuerza.

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