Fondos europeos: no jugar con fuego

Editorial

Aunque es cierto que el Gobierno no está actuando con la debida transparencia en los 'Next Generation', Andalucía es una de las más favorecidas por estos fondos

25 de enero 2022 - 01:36

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha llegado a Bruselas, como se suele decir, a por atún y a ver al duque. Es decir, aunque lo que justifica el viaje es su participación presencial en el pleno del Comité de Regiones, órgano del que el andaluz es vicepresidente, aprovechará también para reunirse con tres comisarios europeos para mostrarle su malestar por la "opacidad" del Gobierno central en el reparto de los fondos europeos para la recuperación económica, los llamados Next Generation. De esta manera, el presidente Moreno no hará más que seguir la doctrina oficial del PP de Pablo Casado de sembrar dudas sobre la limpieza con la que el Ejecutivo de Sánchez está repartiendo la gran lluvia de millones que está llegando de Europa para reanimar a la economía tras la pandemia del coronavirus. El problema de esta maniobra de Juanma Moreno es que no sólo dañará la imagen de sus adversarios políticos, sino también la del conjunto de España, que volverá a retratarse como un país clientelista y derrochador, en el que los fondos europeos se usan para favorecer a los amigos políticos y perjudicar a los adversarios. ¿Tiene razón el presidente andaluz? Aunque es cierto que el Gobierno de Sánchez no está actuando en esta cuestión con la transparencia necesaria (uno de los principales males de la política española), también lo es que la comunidad autónoma andaluza es, por ahora, una de las más favorecidas en el reparto de los Next Generation (como no podía ser de otra forma debido a su tamaño y peso poblacional), con 1.906 millones de euros. En cuestiones como éstas, en las que entran en juego intereses nacionales, los políticos deberían actuar con mucha más cautela y sentido de Estado. Ir a Bruselas a quejarse del reparto de fondos cuando los datos no avalan tus argumentos sólo puede entenderse dentro de esa lógica partidista tan de la política española. En estas cosas no se debería jugar con fuego.

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