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Los fiscales Antidroga de Andalucía han encendido la luz de alarma. Consideran que la falta de medios con la que se ven obligados a trabajar dificulta que puedan llevar a cabo con eficacia su labor. Mientras tanto, las redes del narcotráfico siguen haciéndose fuerte en la región. Han convertido la Costa del Sol en el cuartel general de sus principales cabecillas, canalizan el tráfico de estupefacientes a través del Campo de Gibraltar, han transformado parte de sus estructuras para dedicarse también al tráfico ilegal de personas entre el norte de África y la Península y han abierto nuevas rutas para introducir droga a gran escala a través del río Guadalquivir. Un imperio delincuencial ante el que las Fuerzas de Seguridad y la Fiscalía se ven impotentes. Los responsables del Ministerio Público afirmar que carecen de los medios adecuados para asumir las macrocausas derivadas del tráfico de drogas y que el sistema procesal no puede sacar adelante en los tiempos razonables los procedimientos más complejos. La consecuencia es que los juzgados andaluces arrastran sumarios contra bandas de traficantes de drogas que se eternizan en su tramitación, algunas desde hace más de 15 años. La fiscal Antidroga de Andalucía, Ana Tárrega, ha llamado la atención en la memoria anual de 2022 sobre la drástica reducción que han experimentado las aprehensiones de hachís en la región y el descenso del número de detenidos y de embarcaciones incautadas. Es inevitable relacionar estos datos con la falta de efectivos de Guardia Civil y Policía Nacional y con las dificultades señaladas por la Fiscalía para cumplir su función. Los éxitos policiales que algunas veces se producen no pueden ocultar la realidad de un problema que lleva años agravándose ante la pasividad de los ministerios del Interior y de Justicia. Es imprescindible aumentar los medios para luchar con contundencia contra el narcotráfico. Andalucía va camino de convertirse en algo parecido a la Galicia de finales del siglo pasado y eso es algo que no puede permitirse.
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