Confianza y estabilidad

Dos años después de que consiguiera la mayoría absoluta nadie puede negarle a Juanma Moreno un logro político importante: Andalucía es una isla de estabilidad en medio de un país convulso y polarizado y envía hacia el exterior atractivos mensajes de confianza. Han quedado atrás los fantasmas que lastraban la imagen de la región como una tierra indolente y poco atractiva. En el ecuador de la legislatura este es un activo que debe ser puesto en valor porque mejora las expectativas de futuro de los andaluces. Tan cierto como lo anterior es que la gestión del Gobierno regional en estos dos años no apunta logros espectaculares más allá de una administración bastante discreta del día a día. Los problemas que existen hoy son los mismos que había en 2022 o los que se encontró en 2018. Pero Andalucía es hoy una comunidad mejor posicionada para atraer inversión foránea y para retener su propio talento. Tiene un régimen fiscal que compite con los más bajos de España y ha sabido poner en valor sus muchos atractivos para visitar, vivir o hacer negocios. Una parte importante de esta realidad viene determinada por la personalidad y la actuación del propio presidente. Juanma Moreno traslada moderación y pragmatismo. Su falta de sectarismo y su voluntad de transversalidad marcan la forma de ejercer la presidencia. Contrasta con otras regiones gobernadas por el PP, Madrid es un ejemplo, que proyectan una imagen de radicalidad y crispación. Empieza a ser algo más que un eslogan político afirmar que Moreno ha puesto de moda Andalucía y que ello es bueno para los intereses de la comunidad. Desde un punto de vista político tiene la enorme ventaja de que la oposición socialista está desarticulada: ni presiona al presidente ni supone hoy una alternativa. Pero es evidente que la mayoría absoluta que logró el PP hace dos años se debe en buena parte a cómo se condujo Moreno en la legislatura del cambio. Y que está sabiendo administrar con inteligencia el enorme poder que le dieron los andaluces.