Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
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El próximo mes de septiembre, una vez que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE aprueben el mandato elaborado por la Comisión Europea (CE) para iniciar las negociaciones con Reino Unido respecto a Gibraltar, se abrirá un periodo clave para tratar de encajar al Peñón en la Europa de los 27. Por su singularidad política, jurídica y geográfica, el Peñón quedó excluido del acuerdo del Brexit entre Bruselas y Londres, vigente desde el pasado 1 de mayo, y su futuro sigue a expensas de que se logre un consenso nada sencillo en el que España está llamada a jugar un papel clave. El mandato de la CE, conocido esta semana, tomó como punto de partida el principio de acuerdo alcanzado el 31 de diciembre de 2020 por España y Reino Unido sobre la base de un deseo expresado por ambas partes, la supresión de la Verja que separa La Línea y Gibraltar para propiciar entre ambos un espacio de "prosperidad compartida" en todos los ámbitos. En aquel documento, carente de valor normativo, se fijaban una serie de objetivos que pasaban, fundamentalmente, por establecer medidas niveladoras en materia de IVA, impuestos especiales y trazabilidad de los productos del tabaco, la aplicación de la legislación aduanera de la Unión Europea en el Peñón y la participación directa de funcionarios españoles en el control fronterizo de Gibraltar, que la Verja pasaría a estar en el aeropuerto y puerto de la Roca, de facto, nuevas fronteras exteriores de la UE. A lo largo de los últimos siete meses, a partir de ese acuerdo inicial y con la participación activa del Ministerio de Asuntos Exteriores, la CE ha elaborado su propuesta de negociación con Reino Unido. No se han dejado cabos sueltos y los requisitos se han situado para Gibraltar a una altura tan necesaria como considerable. El Gobierno llanito de Fabián Picardo debe ser consciente de que la supresión de la Verja y la pertenencia a la UE en calidad de socio preferente -como una suerte de territorio Schengen asimilado- obliga al Peñón a aplicar las mismas reglas del juego existentes en el resto de la UE. La colonia de Gibraltar es una anomalía histórica que, hasta el Brexit, se estuvo beneficiando de las ventajas de pertenecer a Europa sin someterse a las normas comunes. Ese periodo ha llegado a su fin.
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