La realidad de Sánchez

Apagados los ecos del Congreso de Sevilla, la realidad para Pedro Sánchez vuelve a ser tan dura e incierta como lo era la semana pasada. Nada de lo ocurrido en el cónclave socialista va a servir para mejorar una situación caracterizada por la debilidad del Gobierno y por las causas judiciales que cercan al presidente. La ausencia absoluta de autocrítica y la afirmación personalista del líder sobre cualquiera otra circunstancia demuestra que el PSOE está en una fase de negación de la realidad. Nadie puede saber cómo van a terminar los diferentes sumarios judiciales abiertos. Pero la situación real, hoy en día, es que uno de los principales colaboradores del presidente, José Luis Ábalos, está imputado en un sumario que puede tener un tremendo alcance, que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en un hecho sin precedentes en la historia democrática de España, está siendo investigado por un juzgado y, por si lo anterior no bastara, hay sumarios sobre presuntas irregularidades que afectan a su esposa y a su hermano. En el seno del PSOE tampoco parece que las aguas estén remansadas. El partido sale del Congreso con la federación de Madrid abierta de nuevo en canal tras un episodio de filtración de documentos confidenciales que ha rozado lo grotesco. En Andalucía, se avista un congreso al que los socialistas acuden con los cuchillos afilados y en el que está en cuestión el liderazgo de Juan Espadas, que el pasado fin de semana no obtuvo ni una palabra de respaldo de Sánchez. En este estado de cosas, la pretendida ofensiva para recuperar poder territorial en 2027 y llegar a las elecciones generales del mismo año en una posición de fuerza parece más una maniobra de fortalecimiento interno que una operación política solvente. Para Sánchez, lo que reste de legislatura va a ser una dura travesía en la que va a tener que estar tan pendiente de los juzgados como del Congreso de los Diputados.