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El 4 de Junio se celebra el Día Mundial de la Fertilidad. Son numerosas las iniciativas públicas y privadas que se dan a conocer durante estos días, prolongándose incluso durante el mes de junio para dar visibilidad a aquellas mujeres y parejas con problemas reproductivos. La infertilidad es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la define como la incapacidad de lograr un embarazo clínico después de 12 meses o más de relaciones sexuales no protegidas.
La infertilidad no deja de aumentar en nuestra sociedad. Según los últimos datos publicados por la Sociedad Española de Fertilidad, la infertilidad ya afecta a una de cada cinco parejas, y se estima que en uno o dos años afectará a una de cada cuatro.
Las causas de la infertilidad son diversas y normalmente bastante complejas. La edad es el principal factor pronóstico a la hora de buscar un embarazo. El retraso de la edad en la que la mujer empieza a buscar ser madre se ha convertido en el principal problema con el que nos encontramos en las clínicas de reproducción asistida. El envejecimiento ovárico en las mujeres se correlaciona con la pérdida progresiva tanto del número como de la calidad de los ovocitos. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, España es uno de los países del mundo con un índice de natalidad más bajo (1,26 hijos por mujer), con una media de edad tardía para tener su primer hijo (32,1 años) y con prácticamente un 11% de los niños nacidos de madres de más de 40 años. Se sabe que la edad más fértil de una mujer está cerca de los 20 años, y que luego esta fertilidad disminuye gradualmente. A partir de los 30 años se acelera su disminución, siendo más drástica a partir de los 35 y cayendo dramáticamente pasados los 40. A esta edad la posibilidad de embarazo es menor del 10%. Después de los 44 años la probabilidad de embarazo es menor al 1%, incluso con técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro, por lo que en estas pacientes la mejor alternativa es recurrir a la donación de ovocitos u ovodonación. Otros problemas que afectan a la fertilidad de la mujer pueden ser el síndrome de ovario poliquístico (SOP), la endometriosis, mal funcionamiento de Trompas de Falopio (factor tubárico), o factor uterino, entre otros.
Pero tener hijos es cosa de dos. No lo olvidemos. Y en reproducción humana el varón es importante y tiene que jugar su papel. El factor masculino es responsable hasta en el 50% de los problemas de infertilidad y en muchas parejas la causa puede ser por un factor femenino y masculino (causas mixtas). Se estima que el 75% de los varones que acuden a una clínica de reproducción asistida presentan alguna alteración en el análisis de semen.
La disminución de la calidad seminal en la mayoría de los casos es de causa desconocida y de origen multifactorial, atribuible a causas genéticas, epigenéticas y ambientales. Hoy, con el rápido desarrollo tecnológico, se han descubierto y analizado muchos factores genéticos de la espermatogénesis y han ayudado a dilucidar y caracterizar los mecanismos patológicos de la infertilidad masculina lo que ha mejorado el diagnóstico clínico, el tratamiento y el asesoramiento genético de la infertilidad. El envejecimiento masculino también se ha asociado con la disminución de la calidad seminal, alteraciones endocrinas y con un aumento del tiempo para conseguir el embarazo.
También son importantes factores externos como los contaminantes ambientales. La industrialización de nuestra sociedad maximiza el uso de estas sustancias y plantea un problema real para la salud pública y la fertilidad no escapa ello.
Muchas de las patologías mas frecuentes hoy en día tienen una base genética, pero depende de nuestro estilo de vida que se manifiesten. Por esto, para mantener una fertilidad saludable tenemos que cuidarnos y mantener un estilo de vida sano. En fertilidad y medicina reproductiva está demostrado que varios factores modificables del estilo de vida materno están asociados con la posibilidad de concebir, con el pronóstico del embarazo conseguido, con el tiempo transcurrido hasta conseguir el embarazo y con el normal crecimiento de la gestación. Por ejemplo, la exposición al tabaco disminuye la probabilidad de concebir y aumenta el tiempo para lograr la gestación. En el útero perjudica la evolución del embarazo y la vida posterior del bebe. Lo mismo sucede con el alcohol. Una dieta equilibrada y sana favorece la fertilidad en mujeres en edad reproductiva. Una actividad física moderada se asocia a un mejor estado de salud y menor estrés, lo que mejoraría las expectativas de conseguir un embarazo evolutivo.
Tener un estilo de vida saludable, es una de las mejores herramientas con que cuenta una pareja para mejorar su pronóstico reproductivo y eso comienza en casa. De los profesionales de la salud reproductiva depende el avance del conocimiento para ayudar a las parejas a vencer las barreras de la infertilidad y dar voz ante los representantes de nuestra sociedad de nuestros derechos reproductivos.
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