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Recuperar la sanidad pública andaluza. Nuestra salud no es vuestra mercancía". Así rezaba el lema de la pancarta que abría la manifestación de Sevilla, convocada por la Marea Blanca. Médicos, médicas, enfermeros y enfermeras, ciudadanos y representantes sindicales y políticos de izquierdas, salieron a la calle en la mayor manifestación multitudinaria contra el Gobierno de la Junta que preside Juan Manuel Moreno Bonilla, del PP. Los médicos preparan otras manifestaciones y amenazan con ir a la huelga si no se atienden sus reivindicaciones. Entre las peticiones: contratar a 4.000 médicos en Atención Primaria, y a otros 4.000 para hospitales. El portavoz de Marea Blanca, el doctor ya jubilado Sebastián Martín, recuerda que en la pandemia se contrataron a 20.000 sanitarios y se han despedido a 8.000, en octubre. El 31 de diciembre concluye el contrato de los 12.000 restantes contratados. ¿Qué pasará con su futuro?
"Buenas noches, quiero comunicaros que me han operado de un cáncer de boca y he podido comprobar los buenos sanitarios que tenemos. Limpiadoras, enfermeras, médicos, ellos me han salvado la vida. Digo esto porque quiero defender la Sanidad Pública... Estoy dispuesto a pelear y dar la batalla en mi nueva guerra contra el cáncer". Hace poco, Juan Ferreras Iglesias, escribió esto en Facebook. Juan es un excelente fotógrafo de Granada. Ahora ha tenido la valentía de contar el trance por el que está pasando y su reconocimiento a la Sanidad Pública. El año pasado, un servidor de ustedes, se enfrentó a una grave enfermedad. La rápida detección del problema en mi centro de salud y la diligencia de los servicios médicos del Hospital de Valme hicieron posible que tras meses de tratamiento consiguiera salir airoso de la difícil prueba. Ahora recibo un tratamiento de mantenimiento y mi cuerpo responde muy bien, aunque siempre tienes que estar alerta. Cuento esto porque como Juan Ferreras quiero agradecer también públicamente, lo que le debemos a la Seguridad Social y a la sanidad pública, y a los excelentes profesionales de la medicina y de la enfermería que en Andalucía y en el resto de España, cuidan de nuestra salud, y salvan muchas vidas. En mi particular experiencia, me quito el sombrero ante la vocación y entrega al servicio de los demás, de los profesionales que nos cuidan. Cuando uno ve las consultas y las salas de espera llenas de gente que está luchando contra una grave enfermedad, y comprueba el grado de profesionalidad de los médicos, enfermeras y demás trabajadores de la sanidad pública descubre la grandeza y entrega de su vocación.
Desde hace bastantes años asistimos con preocupación al deterioro de la sanidad pública. El Servicio Andaluz de Salud se creó en febrero de 1984, el sistema sanitario público en Andalucía era uno de los mejores de España. Fue una etapa ilusionante y enriquecedora en la historia de la autonomía andaluza.
Mantener y fortalecer la sanidad pública, y la educación pública es garantizar dos de los derechos fundamentales de los ciudadanos consagrados en la Constitución y en los estatutos de Autonomía. Defenderlos hoy, es defender un futuro más saludable y más culto y educado para nuestros nietos. El modelo sanitario español, y el andaluz en particular, deben volver a la senda de la excelencia y para ello es necesario revisar y actualizar los sueldos de los sanitarios que obligan a muchos jóvenes a buscar trabajo en otros países. Y ante la falta de personal, y de medios, la respuesta de algunas comunidades es la reducción sistemática de plantillas y la atención médica telemática, contraria a la ética más elemental de la medicina, que consiste en escuchar, ver y tocar al paciente para establecer un diagnóstico.
Según el Ministerio de Sanidad, con datos de 2020, en una decena de parámetros clave, la sanidad andaluza está por debajo de la media española, como publicó este diario. El gasto sanitario público por habitante en Andalucía fue de 1.459 euros, frente a 1.701 de media nacional. En médicos de Atención Primaria, la ratio en Andalucía es de 0,75 por cada 1.000 personas, la media nacional es de 0,78, y en Madrid, 0,69. En atención especializada, la ratio en Andalucía es de 88,6/1.000 habitantes, frente a 92,18 nacional. Y en enfermería, también estamos por debajo de la media nacional. Por eso no debe extrañar que centenares de miles de ciudadanos exigieran recientemente a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, que ponga remedio a una situación que viene de lejos y que empeora por momentos. Lo inteligente en un gobernante es escuchar a la calle y evitar la sangría del sistema sanitario. Lo estúpido e irresponsable en un político, es acogerse al autoritarismo y culpar a los demás de los males que hemos provocado cuando está en juego la salud o la muerte de las personas, como ocurrió en algunas residencias de mayores con el Covid-19. Vimos entonces con dolor como se perdían muchas vidas que podrían haberse salvado, de haber prevalecido la protección de la Sanidad Pública frente a los intentos de privatización. Si defendemos la sanidad pública y la educación pública, estaremos defendiendo el bienestar de las futuras generaciones. Nuestros hijos y nietos nos lo agradecerán.
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