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Cuando estamos a poco menos de tres años para que se cumpla el primer centenario de la fundación de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, constitución que tuvo lugar el 21 de enero de 1921 en la sacristía de la desaparecida Iglesia de la Merced, siendo desde entonces el primer organismo asociativo cofrade que se constituyó en España, la reciente aprobación de la Junta de Gobierno agrupacionista que modifica el recorrido oficial de nuestra Semana Mayor -travesía proveniente de aquellos años veinte-, parece haber sido un preludio de lo que los malagueños vamos a conmemorar durante el venidero 2021.
Nuestro anterior recorrido oficial fue estrenado en una singular Málaga del año 1921, cuya flamante Agrupación había sido fundada por 11 corporaciones nazarenas, si bien, en 1928 ya procesionaban por su trazado un total de 22 hermandades. La ciudad albergaba en aquella época una población que rondaba los 170.000 habitantes y el grueso de su superficie urbana limitaba al norte con el Hospital Civil, al oeste con la estación de ferrocarriles y al este con La Malagueta. En la actualidad son 41 las cofradías agrupadas, casi seiscientas mil las personas que aquí vivimos y cuanto menos se ha quintuplicado el crecimiento urbano de la capital.
No cabe duda que la Málaga de entonces y la de hoy en nada se parecen, salvo que el cauce del Guadalmedina se mantiene en su sitio, la Catedral permanece inacabada, la meteorología nos sigue privilegiando y los malagueños, entre otros muchos valores, perseveramos en ser abiertos y a la vez enamorados de nuestras identidades.
En este sentir, si hubiera que significar un paralelismo histórico entre la evolución experimentada por nuestra de ciudad en los últimos cien años y una institución que haya estado al compás de buena parte de sus inquietudes humanas y divinas, la Agrupación de Cofradías sería una perfecta candidata para ostentar tal honor. Mucha Málaga se vertebra socialmente a través de las Hermandades de Pasión que la conforman y, por tanto, desde casi un siglo atrás -salvo episodios puntuales a no olvidar nunca- se vienen sumando esfuerzos generacionales para mantener un patrimonio identitario único que va bastante más allá de lo puramente religioso.
Por consiguiente, si Málaga ciudad evoluciona en función de los tiempos y, entre otras valiosas influencias, tiene consigo una marcada vinculación con el mundo cofrade, es natural y hasta necesario que dicho proceso de desarrollo y adaptación también se haga evidenciar en la celebración de nuestra Semana Santa.
Los cofrades, como cualquier otro grupo malagueño de bien, dispensamos un gran respeto y amor al pasado. Lo emocional siempre está latente en nuestras vidas y de ahí que cualquier cambio a procurar en el seno de las corporaciones nazarenas o de la propia Agrupación sea lógico motivo de suma atención y sensibilidad. Obviamente, acometer modificaciones sobre el tradicional recorrido oficial ha sido una ardua tarea nada improvisada que, con casi tres años de trabajos y seis proyectos iniciales sobre la mesa, ha logrado inicialmente un consenso en torno al 90% de las soberanas Cofradías. Y, claro que sí, seguiremos trabajando interna y externamente por intentar el máximo refrendo social posible ante cada nueva Semana Santa.
Cierto es que, dadas las cada vez más complejas circunstancias que se han ido acumulando durante las últimas décadas para celebrar nuestra Semana Mayor, en la institución de San Julián ya no podíamos quedarnos al margen de la imparable evolución general de Málaga, de una mejor organización procesionista y de la atención a requerimientos en materia de seguridad y atención ciudadana, de compatibilidad con la vida urbana y de otras muchas cuestiones que tienen que ver con la Semana Santa de hoy y de futuro y no sobre la muy optimizada y maravillosa de casi cien años atrás.
La Agrupación de Cofradías ha de seguir siendo fiel a Málaga y a su progreso. Si queremos continuar formando parte del sentir de muchos malagueños, trabajar por la actualización de nuestra gran Celebración ha de ser objetivo común. Todos estamos obligados a hacer Ciudad y los cofrades también.
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