“¿Se acabó el ‘procés’?”

Se acabó el procés”. ¿Cuántas veces hemos leído y oído esa frase? Con los indultos a los condenados independentistas, “se acabó el procés”. Con la amnistía para el resto de delincuentes independentistas, “se acabó el procés”. Con la entrada en Barcelona y posterior huida de Puidemont, “se acabó el procés”. Con la elección, nombramiento y toma de posesión del socialista catalán, Salvador Illa, “se acabó el procés”. Con el Estado Plurinacional, “se acabó el procés”.

A medida que el procés se acababa, las demandas independentistas se iban afirmando y tomando cuerpo en el lento pero seguro caminar de Cataluña hacia su independencia. Recuerden que los indultos se aplicaron porque, según el gobierno de España, se consideraban de utilidad pública para “favorecer el diálogo, la convivencia y el reencuentro en Cataluña y el resto de España”. Se dijo que “no vamos a renunciar, como gobierno, a hacer aquello que pensamos que es lo mejor para nuestro país, su convivencia, la estabilidad y su progreso”.

La ley de amnistía se hizo, según se puede leer en su prólogo, “en aras del interés general” y “para garantizar la convivencia dentro del Estado de Derecho” y servir de “base para la superación de un conflicto político”. En El País del pasado 9 de agosto Estefanía Molina escribió: “La aparición de Carles Puigdemont en Barcelona no puede ocultar ya el fin del procés”.

En contra de esa opinión, el ex presidente Puigdemont justificó el pasado sábado, día 10 de agosto –en su primer vídeo desde que desapareció tras su fugaz irrupción en Barcelona–, la decisión de regresar a Waterloo ante la “represión desatada” y advirtió de que “no se ha acabado el procés de independencia”.

Parecería que no le falta razón si se lee con detenimiento el documento firmado entre PSC y ERC se dice que se realizará una “Convención nacional por la resolución del conflicto político”. ¿En qué quedamos? ¿A qué conflicto político se refieren los firmantes del acuerdo? Si el procés ha llegado varias veces a su final gracias a los indultos, la amnistía, la financiación singular (…) ¿a qué conflicto se refieren?

El documento firmado habla por sí solo: Modelo financiero singular para Cataluña. Reforzar los pilares del reconocimiento nacional de Cataluña. Avanzar Cataluña en términos de soberanía. Dar voz a la ciudadanía para conocer sus preferencias sobre la organización territorial (¿será eso el famoso referéndum?). Uso social del catalán y garantía de derechos lingüísticos. Proyección europea e internacional de Cataluña. Cuerpo de Acción Exterior y su red de delegaciones. Presencia de Cataluña en organismos europeos e internacionales: ONU, Unesco, Europol, ONU mujeres, ONU hábitat, Unrwa, FAO, OCDE, OCHA, UNDP, UPM. Creación de selecciones deportivas catalanas.

La payasada de Puigdemont evitó que nos fijáramos en esas propuestas puramente independentistas, que Illa dio por aceptadas en el discurso de investidura. El candidato socialista “reiteró su objetivo de cumplir íntegramente los dos acuerdos que firmó con ERC y con los comunes”.

Según algunos medios, “Illa consagró un cambio de ciclo en Cataluña lejos del procés y abierto a una España plurinacional”. Esa es una declaración que está claramente en contra de la Constitución y de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Cataluña: “La Constitución no reconoce otra nación que la nación española”.

¿Por qué se dice que se acabó el procés, si el acuerdo PSC-ERC lo que hace es consagrarlo? El PSOE no puede defender lo que ha venido negando sistemáticamente.

Tengo delante de mí el programa electoral del PSC con el que se presentó a las elecciones del pasado 12 de mayo. Fue ese proyecto el que votaron los electores socialistas. En ninguno de sus apartados se puede dejar ver las concesiones que Illa manifestó en su discurso de investidura. Si se votó al PSC no fue para que llevara adelante el programa de ERC. Illa y el PSC combatieron ese programa y en ese combate encontraron el apoyo de miles de votantes que aspiraban a que gobernaran Cataluña desde la óptica del socialismo democrático. No sé qué pensarán quienes votaron al PSC al ver que su candidato asumió el programa independentista de ERC.

Estoy por asegurar que si los independentistas hubieran ganado las elecciones del pasado mes de mayo, el PSC y el Gobierno de España no hubieran apoyado un programa similar al del pacto PSC-ERC. Al ganar el PSC, ganó el independentismo.