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Son muchos los informes que ponen de manifiesto el hecho de que aumenta el número de familias que contratan asistencia sanitaria privada, lo que sucede especialmente en sectores de clase media y alta. En el campo de la educación parece constatarse algo similar en algunos países; sin embargo no podemos afirmar que la migración de alumnos de clases medias de la escuela pública sea de momento un fenómeno significativo en España. Los datos disponibles indican que el porcentaje de alumnado matriculado en centros públicos, en centros privados y centros privados concertados no ha variado significativamente en los últimos años, si bien es cierto que se apunta la tendencia a un mayor crecimiento de la enseñanza concertada. En todo caso, contrariamente a lo que se da a entender, no está tan claro que por su propia iniciativa la clase media abandone la escuela pública.
La matriculación de estudiantes en un centro escolar es asunto que está regulado por las administraciones educativas, de forma que, en la práctica, la decisión de las familias está determinada por un marco de posibilidades. No obstante, existe un margen -más o menos amplio- de elección, de manera que la opción por uno u otro centro escolar conlleva un cierto grado de reflexión que es digno de considerar. Los criterios con los que se toma esa decisión han sido objeto de numerosos estudios, especialmente en lo que hace referencia a las familias de clase media. Cabe señalar, por ejemplo, el de los resultados académicos, particularmente cuando se trata de los estudios de Bachillerato. En este caso se presta atención a los resultados que los centros obtienen en las pruebas de acceso a la Universidad. Otro criterio que se maneja es el de las características del alumnado que acude a uno u otro centro; en este caso se busca una cierta homogeneidad social que, generalmente, viene dada por la ubicación. Se prefieren colegios con alumnado de extracción social y cultural semejante, ya que se considera que esto facilitará interacciones positivas entre iguales. Igualmente, se tiene en cuenta también la proximidad al domicilio familiar, no sólo por las razones anteriores, sino también por el ahorro de costes e incomodidades en desplazamientos. Las familias consideran también lo que podríamos llamar el estilo del centro, sus métodos pedagógicos y las actividades extraescolares, pensando en el tipo de joven que se quiere formar y en las oportunidades que ofrecen para enriquecer su formación. En fin, los criterios de orden ideológico y religioso también son tenidos en cuenta, aunque estas consideraciones -salvo excepciones muy marcadas- ocupan un lugar poco importante entre las que se hacen para elegir centro escolar. De hecho, aunque los colegios religiosos copan la mayor cuota de centros privados concertados (el 68%), en la última década se observa un notable incremento de alumnado matriculado en centros concertados laicos.
Teniendo en cuenta estos criterios, no queda claro por qué mayoritariamente las familias de clase media vayan a preferir centros privados en lugar de centros públicos. En lo que respecta a los resultados escolares, sabemos que en iguales condiciones de origen de los alumnos, los centros públicos obtienen mejores resultados que los privados. Por otra parte, en lo que hace a los métodos pedagógicos y actividades extraescolares, se admite que los centros públicos disponen de un profesorado y un estilo más innovador, tan comprometidos como otros con la formación del alumnado. Excluyendo por minoritaria la variable de la opción ideológica o religiosa -que no se da en la escuela pública-, el factor que resulta relevante es el de la proximidad y la homogeneidad social del alumnado. A este respecto, una cuestión muy a tener en cuenta es que los centros concertados se ubican, mayoritariamente, en los barrios de clase media de las grandes ciudades, precisamente en los que la oferta de plazas públicas es exigua y generalmente muy inferior a la demanda, sobre todo en la etapa de Bachillerato que, precisamente ahora, el gobierno de la Junta pretende concertar.
Así pues, no podemos afirmar con rotundidad que la clase media abandone la escuela pública, hay que pensar más bien que la escuela pública abandona a la clase media. Son los efectos de una política educativa y de escolarización que abona déficits de puestos escolares públicos allí donde son demandados por las clase medias, de manera que se les conduce a matricular a sus hijos en centros privados, generalmente religiosos, aunque realmente no sea lo que quieren.
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