Salva Reina: La historia de un hombre con cuarenta años de historia
Desde niño quiso ser payaso y hoy es uno de los más reconocidos actores de comedia
Acude a nuestra cita en el restaurante Eboka
Málaga/Aquello de que cada persona es un mundo, en este caso se nos da que ni pintado. Salva Reina, José Narváez en la serie Allí abajo, es un hombre –o quizá sea varios por su capacidad para desdoblarse– joven-viejo, que sabe tanto de la vida que asombra. Un hombre que quiso ser payaso desde muy pequeño y que jamás hace una payasada sin sentido. Todo un actor; todo un artista. Con él tuve un singular y divertido encuentro que no queríamos que terminase. Mereció la pena.
El RESTAURANTE
Coincidencias de la vida nos hizo quedar para este encuentro en el restaurante Eboka, de la histórica calle Pedro de Toledo, regentado por el amigo Antonio Fernández, quien entre otras cosas, hace las funciones de gerente, coordinador general y, como lo denomina Salva Reina, “narrador de platos”. Después explico el porqué de esta denominación. Y decía antes que fue una coincidencia porque resulta que Salva Reina ya conocía tan especial –al menos lo es para mí– establecimiento. Fue un reencuentro muy agradable. A la vez que por Antonio, fuimos recibidos y acomodados por Rafael González –jefe de sala del establecimiento– . Todo lo que vino después corrió bajo la responsabilidad del jefe de cocina, Antonio González. Manos expertas al mando de los fogones. Fue toda una experiencia que más adelante les narraré.
EL INVITADO
Tengo que decir que este encuentro se ha pospuesto en varias ocasiones por los compromisos de grabación de nuestro invitado. Por fin encontramos la ocasión. “Así es, pero bueno, ya terminamos las grabaciones de Allí abajo y aquí estoy. También he tenido que dedicar algún tiempo a dar una vuelta a mis instalaciones de “La cochera Cabaré”. Efectivamente, y para quien no lo sepa, existe desde hace unos años, en la zona oeste de la ciudad, un espacio escénico independiente, una especie de incubadora de espectáculos y de artistas, que regenta y dirige personalmente, siempre que su trabajo se lo permite, Salva Reina. “Así es. La cochera surgió por una necesidad de crear un espacio independiente que no existía en Málaga, o al menos de esas características”. Y me interesé por sus comienzos.
Sin ser equilibrista le encantan los saltos al vacío
Salva Reina, nacido en Las Palmas, se siente malagueño cien por cien ya que se trasladó a nuestra ciudad cuando contaba tan solo tres años. “Bueno, mis padres se trasladaron y yo con ellos [risas]. Efectivamente, soy un malagueño de Las Palmas. Y además soy de Las Palmas y del Málaga CF (silencio) y los dos han bajado esta temporada a segunda (risas). Seguro que regresan pronto a primera”. Realizó estudios de Educación Física especialidad de la que es profesor y cuando llevaba poco más de un año ejerciendo, con su plaza, va y suelta la bomba en su casa. “Papá, mamá, lo dejo todo. Quiero ser payaso”. Se entiende ahora lo de “bomba”. Creo que fueron unos días bastante “interesantes”, como el mismo Salva define, en su casa. Pero como era un sueño que sus padres sabían que perseguía desde muy pequeño, entendieron a su hijo y aquí está en la actualidad, con su premio, entre otras nominaciones, de Biznaga de Plata del festival de cine de Málaga. Y para que nada falte, Mara Guil, su pareja, también malagueña, es una reconocida actriz que esperamos tener pronto en esta sesión. Aplicado estudiante, durante su vida profesional no lo ha sido menos. “He aprendido sobre todo a saber escuchar. No tiene que darnos miedo cambiar de opinión. Hay que ser humilde. Aprendo mucho de todos los compañeros de profesión. El interés por las cosas es lo que te hacen superarte. Suplo cierta falta de formación académica por mi interés y perseverancia”. Le felicité por ello. Le pedí a Salva un mensaje para quienes quieren dedicar su vida a estar sobre un escenario. “A la gente que quiera ser actor o actriz le aconsejo que siga su instinto, que persiga sus sueños. Al final acabarán venciendo”. Y entre risas y deseos de buena suerte para el futuro, nos despedimos de Salva Reina. Hasta el próximo Goya.
“Realmente antes de recalar en Málaga, estuve unos años en Granada donde estudie Educación Física. Los estudios los alternaba con actuaciones, monólogos sobre todo, aunque también hacía teatro en la calle, de payaso, en fin, todo lo relativo al mundo de la interpretación que tanto he amado siempre”. Y conseguistes tu propósito. “Mira, la cultura debe ser una necesidad, no un entretenimiento como es catalogada en la actualidad. Nuestros artistas son un bien cultural que por desgracia no se cuida, o al menos no lo suficiente”. Ante mi mirada escéptica continúa: “Es como si dejásemos crecer la yerba alrededor de la Alcazaba hasta que la terminase cubriendo. Nosotros no estaríamos agrediendo a La Alcazaba, pero tampoco estaríamos haciendo nada por cuidarla.” ¿Qué harías tú en ese caso? Pregunté. “Bueno, dinero no tendría como para darle solución pero al menos doblaría la espalda y arrancaría las yerbas que pudiese [risas]”. No es mal ejemplo. Deberíamos tomar nota y cada uno poner nuestro granito de arena. Y te volviste a Málaga con lo puesto.
“Para ser valiente hay que estar un poco loco y yo, posiblemente arrastrado por la osadía de la juventud nunca dejé de perseguir mi sueño. Desde niño”. La verdad es que eres de los pocos actores, artistas en general, que conozco que no han tenido que dejar Málaga para abrirse camino. “Así es. Me resistí y continúo resistiéndome a instalarme en Madrid. Voy allí de trabajo, a rodar, a grabar, pero luego vuelvo siempre”. Este polifacético actor hace cine, televisión, teatro, todo aquello que sea interpretar.
Le pregunté por el medio que más le gusta. “ Verás, el cine te da el prestigio, está considerado como el no va más, y la televisión te da mucha más presencia, más visibilidad. Pero el teatro, el teatro es la verdad. Hice teatro desde niño, Juanma Lara es mi referencia. El teatro no tiene trampa ni cartón. Cada función es distinta a la anterior. El cine te hace bueno o malo actor, en el teatro desnudas tu alma cada día. Ahí eres actor. O no. No hay red que te proteja. El teatro es necesario. Hace pensar y ayuda a ver la vida desde otra perspectiva”. Oía hablar a Salva y realmente su ilusión inundaba toda la sala donde nos encontrábamos. ¿Algún papel en especial te ha llenado más?: “Intento disfrutar de cada papel que me ofrecen. Siempre los tomo como un regalo. Me adapto a sus características. Debo reconocer que me gustaría hacer un papel dramático. Me provocaría la misma ilusión que miedo [risas]. Pero lo haría con gusto. Escríbeme tu uno [risas]. Los artistas estamos llegando a la autocensura debido a la piel tan fina que tiene la sociedad actual. Trabajamos todo el rato con el miedo a molestar a alguien”. Los minutos pasaron volando y debíamos comenzar a comer. Les continúo contando.
LA COMIDA
Mientras nosotros estábamos imbuidos en nuestra conversación, Antonio Fernández se había puesto de acuerdo con su jefe de cocina y comenzaron a servirnos los primeros platos. De entrada, sorpresa, degustamos una cerveza de la casa, Eboka, elaborada a base de concentrado de vino pajarete, que nos impresionó. Deben probarla. Algo muy especial. Unos “barquitos de pan”, hechos por nuestra parte sobre aceite picual, nos prepararon para el concierto de sabores que estaban elaborando. Uno de los platos estrella de la casa, el ajo blanco de helado de Málaga y flor de pensamiento, maridado con moscatel de Jorge Ordóñez, hicieron los honores de la fama de la cocina.
Dados los platos que vendrían a continuación, nos decidimos por un vino blanco de Finca La Emperatriz. Y nosotros continuamos con lo nuestro. La vida da muchas vuelta en cualquier profesión, pero en la tuya aún más. Salva me mira y sonríe. “Nosotros damos vueltas dentro de la vida que da vueltas [risas]. Yo he dado muchas vueltas, es cierto, pero siempre queda un poso. Levo con orgullo que siempre sobreviví con mis propios recursos”. No me cabe la menor duda. Su mirada atenta y escrutadora y su jovialidad natural te transmiten unas sensaciones muy especiales. Como la comida que venía a continuación: rosbif de carne mechada con base de crema y encurtidos y queso viejo. Todo esto perfectamente detallado por Antonio González, hecho esto que produjo la admiración de Salva que decía que le encantaba oír a Antonio detallarnos las delicias gastronómicas que nos servía. A continuación un lomo de corvina con crema de ajo confitado y azafrán. Una delicia. Hicimos un pequeño alto para continuar con nuestra charla ya que no quería dejarme atrás ninguna pregunta de interés.
Un sueño que te gustaría cumplir: “Me gustaría que Málaga se convirtiera en Hollywood. Aquí tenemos todas las condiciones para ello. Y por actores no será”. Y es bien cierto que Málaga es cantera de grandísimos actores. ¿Por qué crees que será? “Yo creo que es talento natural. Y el clima [risas], y el agua [risas]. No en serio. El puerto, la manera de ser, de entender la vida. Para mi Málaga es la Barcelona de Andalucía”. Dicho queda. No me pareció mala la aspiración si es que realmente no lleva razón. Y como la comida continuaba, dejamos la charla y nos centramos en el nuevo plato que teníamos delante: carrillera ibérica con crema de batata y azafrán. En esta ocasión marida con una copa de vino tinto de la misma bodega de Finca La Emperatriz de la selección de bodegas Lara. Muy bueno. Una selección de postres exclusivos y que probamos con gusto cerró tan especial encuentro. Mi agradecimiento a Antonio González y su profesional equipo.
LOS VINOS
Blanco: Finca La Emperatriz
Excelente vino riojano joven y fresco, con mucho volumen y persistencia. Lo acompañamos con entradas y ensaladas. Magnifico maridaje.
Tinto: Finca La Emperatriz
Y para no abandonar los vinos de esta bodega riojana, nos decantamos por este tinto, al igual que el blanco, con volumen y en este caso, aromas frutales que le caracterizan. Un éxito de elaboración. Muy recomendable.
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