Caminito y acción

Antonio Moreno Ardales

27 de marzo 2015 - 05:01

Después de años de abandono y tras un proceso de remodelación que ha generado una expectación sin antecedentes entre los amantes de la naturaleza y las emociones fuertes, todo está ya preparado para la reapertura del Caminito del Rey, que tendrá lugar mañana. El acto de inauguración estaba previsto para ayer, aunque finalmente desde la Diputación de Málaga se decidía retrasarla como muestra de duelo por el accidente aéreo de los Alpes. Sin embargo, algunos privilegiados ya han tenido la oportunidad de transitar por los casi ocho kilómetros del recorrido, invitados por el ente supramunicipal. Ayer tuvo lugar la visita del último de estos grupos, que estaba integrado por periodistas y reporteros gráficos, técnicos de la propia Diputación, miembros de diferentes colegios profesionales de la provincia, responsables políticos de las localidades cercanas e incluso vecinos de la zona.

La visita también sirvió como una especie de simulacro para comprobar que la organización funcionaba a la perfección antes de afrontar la llegada del público real, a partir de mañana. Varios monitores se reparten a lo largo del sendero, ofreciendo explicaciones sobre lo que los visitantes ven y cerciorándose de que no se produzca ningún contratiempo.

El Caminito del Rey fue construido a principios de siglo XX para comunicar los saltos de agua de El Chorro y Los Gaitanejos, y durante mucho tiempo fue considerado como el sendero más peligroso del mundo, debido a sus casi tres kilómetros de estrechas pasarelas adosadas a las paredes de roca, que apenas superan el metro de ancho.

Ahora, este calificativo ha dejado de tener fundamento, ya que se han construido nuevas pasarelas de madera y se han instalado vallas protectoras, aunque el itinerario no deja de deparar una fuerte impresión a quienes se adentran en él. Especialmente, al cruzar el puente colgante de 105 metros de altura, que incluso se balancea bajo los pies de los visitantes, lo que no impide que sea el lugar preferido por muchos para pararse y hacerse una foto. "Me ha sorprendido mucho, no lo recordaba tan espectacular", aseguraba uno de los senderistas integrantes de la expedición, que pese a haber visitado el paraje de pequeño junto a su padre, no recordaba casi nada. "Lo primero que voy a hacer cuando llegue a casa es sacar un ticket para volver con mi mujer y mi hija", añade. Una tarea que sin embargo no resultará nada fácil, ya que se han registrado más de 30.000 reservas para acudir de todos los lugares del mundo.

Otros, sin conocer el retraso en el día de la inauguración ni la necesidad de contar con reserva, acudieron buscando ser los primeros en poder realizarlo, aunque al inicio de la pasarela un miembro de la organización les comunicaba la noticia. Fue el caso de un grupo de jóvenes llegados de Portugal, que lejos de desanimarse, aseguraron volver en cuanto pudieran, eso sí, con las correspondientes reservas.

Por su parte, los habitantes del lugar que pudieron sumarse a la excursión mostraban su sorpresa por el interés mediático que de pronto ha despertado el lugar junto al que han vivido, en algunos casos, durante toda su vida. "Mi novia vivía ahí abajo, así que yo recorría el camino dos veces a diario, una para verla y otra para volver", relata un jubilado de 83 años, señalando un caserón en ruinas. Para ellos, las sensaciones son encontradas. Aunque se alegran de poder volver a andar entre estos desfiladeros, también muestran su decepción porque se hayan construido pasarelas nuevas, que no tienen cabida en sus recuerdos de jóvenes, en lugar de rehabilitar las originales.

No obstante, este era uno de los objetivos de los responsables del proyecto de remodelación: mantener intactos los vestigios de las pasarelas que en 1921 recorrió Alfonso XII con motivo de su inauguración. Gracias a este espíritu, todavía es posible contemplar las planchas de hormigón plagadas de agujeros que hasta hace no mucho recorrían cada año centenares de personas que buscaban disparar sus niveles de adrenalina, aunque para ello tuvieran que jugarse la vida. Durante los tres primeros meses la entrada será gratuita y el número de visitantes máximo por día será de 600. El itinerario puede indistintamente desde el acceso de Álora o el de El Chorro, y se establecerán servicios lanzaderas de autobús para poder regresar al punto de inicio.

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