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Cuenta atrás para el histórico colegio San José de Campillos

Educación

El 1 de septiembre es la fecha límite para que llegue un inversor que salve del cierre a este mítico internado español

El internado de Campillos sale a subasta para permanecer abierto el próximo curso escolar

La Junta espera que el internado de Campillos pueda continuar con la actividad

Entrada del colegio San José de Campillos / M.H.

La historia del colegio San José de Campillos se remonta a principios de los años 50, cuando los hermanos Macías García comenzaron a impartir educación a jóvenes de familias acomodadas en sus casas. Con el tiempo, este proyecto evolucionó y dio lugar a la creación de la sociedad Promasa. Posteriormente, un grupo de educadores adquirió la compañía, que en la actualidad administra el internado.

Durante el siglo XX, el Colegio San José de Campillos se convirtió en uno de los internados más importantes del país gracias a su enfoque disciplinario y su énfasis en la responsabilidad. En su época de mayor esplendor, con una inscripción anual de más de 2.000 alumnos, gran parte de los habitantes del pueblo trabajaba en el centro.

Por su aulas han pasado numerosas caras conocidas de la sociedad española como el presentador y cantante, Bertín Osborne, que en reiteradas ocasiones contó su experiencia en el centro tras enviarle allí sus padres para tratar de reconducir sus malos resultados educativos.

Aquellos años de esplendor son ya pasado y ahora el colegio, en su segunda ubicación tras abandonar las instalaciones en el centro del casco urbano, cuenta los días para saber si podrá continuar su historia o será el final de este mítico colegio español que sigue en el recuerdo de muchos.

Los profesores y trabajadores de diferentes departamentos esperan conocer su futuro pronto, y es que el plazo termina el próximo 1 de septiembre. Si en esa fecha ninguno de los supuestos inversores interesados da el paso definitivo el ERTE en el que se encuentran en estos momentos se convertirá en un ERE y pasarán al desempleo.

"Del centro dependemos 32 familias de la zona y lo estamos pasando realmente mal", aseguró la directora académica, María Dolores Martín, que mostró su esperanza de que el centro pueda continuar y actividad y remontar el vuelo.

Martín también reconocía que las familias están viviendo con mucha incertidumbre todo este episodio, ya que en caso de no encontrarse una salida tendrán que volver a buscar un empleo. "Algunos ya tenemos una cierta edad", señalaba, en alusión a lo complicado que es en esos tramos de edad volver a encontrar un empleo.

Y es que ni los profesores tienen derecho a una reubicación, ya que al no tener ningún tipo de concierto y tratarse de un centro totalmente privado tendrán que comenzar a enviar sus currículum a otros centros privados o concertados e inscribirse en las bolsas de empleo para centros públicos.

En este sentido, también señaló que "nos urgen saber lo que sea ya", algo que ayudaría tanto a los empleados como a los alumnos a resolver su futuro inmediato.

"Pese a la situación que tenemos hay casi 50 alumnos que han hecho la prematriculación con nosotros", explica Martín. Unos alumnos que también deberán esperar para saber si el próximo 15 de septiembre comienzan sus clases en Campillos.

Además, aseguran que la deuda del centro no es muy grande, por lo que creen que el centro puede ser viable económicamente si llega un inversión y reconduce la situación. En este sentido, los propios empleados han barajado la posibilidad de hacerse con el centro, aunque no descartaron al no disponer de la capacidad económica para adquirirlo y realizar las mejoras que consideran que abrirían otras vías de negocio para la llegada de nuevas disciplinas formativas como la formación profesional.

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