Entregan 68.000 firmas contra el desalojo de los animales de la Eco Reserva de Ojén
Medio centenar de personas ha pedido la continuidad de la reserva ante la Delegación de Sostenibilidad en Málaga
La Junta da un plazo “improrrogable” de 10 días para desalojar la Eco Reserva de Ojén
La Eco Reserva de Ojén recurre la resolución de cierre definitivo dictada por la Junta
Medio centenar de personas se han concentrado este martes ante la Delegación Territorial de la Consejería de Sostenibilidad en Málaga contra el desalojo de los animales de la Eco Reserva de Ojén ordenado por la Junta y han pedido, con el respaldo de 68.000 firmas, que se suspenda la orden.
Los asistentes a la protesta han desplegado pancartas en las que se podía leer "No al cierre de Eco Reserva Ojén. No al desalojo de animales" o "Unidos contra el maltrato animal" y han coreado lemas como "Menos caza, más ecología" para reclamar diálogo a la Junta, que mantenga abierta la reserva, y anule la multa impuesta.
El motivo de la concentración es el cierre de la Eco Reserva ordenado por la Junta, que además impone una multa de 65.200 euros a los cuidadores y acuerda el desalojo de la fauna rescatada de la reserva ecológica, que alberga más de cien animales en libertad y rescatados, como ciervos, muflones, cabras monteses y jabalíes.
En declaraciones a los periodistas, el responsable de la Eco Reserva, Antonio Calvo, ha señalado que tuvieron la "valentía" de declarar a través de la Consejería de Medio Ambiente una reserva de caza como reserva ecológica, un espacio reconocido para la conservación de la naturaleza y la educación ambiental, pero "la Junta ha cambiado de gobierno y ahora considera que la reserva debe desmontar todas las instalaciones".
Al no haber contado con financiación externa, la construcción de las instalaciones "va lenta, pero no son faltas graves para decidir que se cierre definitivamente este proyecto", sino "faltas leves o inexistentes", ha sostenido. Calvo ha explicado que, dado que la Eco Reserva de Ojén permanece cerrada al público desde febrero de 2022, los cuidadores han alimentado a la fauna sin ingresos y se prohibió la entrada de los voluntarios que ayudan en mantenimiento.
Ha culpado a la Junta de haber "ahogado" a la reserva lentamente al haberle impedido las vías de ingresos y se ha quejado de las medidas de seguridad pública que les han aplicado: "No somos terroristas. Más riesgo hay en una corrida de toros o en unas fiestas en un pueblo", ha aseverado. Asimismo, ha subrayado que han realizado en este espacio cortafuegos, casetas de veterinaria, almacén de alimentos, que favorecen el bienestar de los animales, cuando "la Junta tenía los animales abandonados".
La historia de este enclave comenzó en 2015, cuando la agrupación ecologista Pinsapo y Monteaventura lograron que el área sobre la que se asienta -hasta ese momento reserva cinegética- se convirtiera en reserva ecológica y se integrase en la Red Natura 2000 como Zona Especial de Conservación (ZEC).
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