Funcionarios cortan los accesos a la prisión de Archidona durante 10 horas por el asesinato de una cocinera en otra cárcel

Una cadena humana impedía que pasaran los trabajadores del relevo, lo que supuso que unas 80 personas no pudieran acceder a sus puestos en las últimas horas

El preso que asesinó a la cocinera cumplía condena por matar a puñaladas a otra mujer

Un preso mata a una cocinera de la cárcel Mas Enric de Tarragona y se suicida

Protesta en Archidona

Una barricada de fuego ha impedido durante 10 horas el acceso al centro penitenciario Málaga II, en Archidona. En una concentración espontánea, cerca de un centenar de trabajadores permanecieron apostados en la entrada para protestar por el asesinato de una cocinera en la cárcel de Tarragona, a manos, presuntamente, de un preso que ya cumplía condena por matar a puñaladas a otra mujer.

Desde las 4:30, al grito de 'Todos somos Nuria', trabajadores de la cárcel de Archidona y también de Alhaurín de la Torre reivindicaban una mejora de sus "condiciones de seguridad". "Los hechos ocurridos han sido muy graves; el asesinato de una compañera no puede quedar impune", indicó en declaraciones a este periódico uno de los trabajadores concentrados.

La protesta evitó incluso la llegada al centro de un autobús en el que suelen desplazarse los funcionarios que comienzan su turno por la mañana. Los manifestantes permanecieron a las puertas del centro hasta poco antes de las 14:00 y, de este modo, tratar de paralizar la actividad en la prisión de Archidona.

Con una cadena humana impidieron que pasaran los trabajadores del relevo, lo que supuso que unos 80 funcionarios de la prisión no accedieran a sus puestos en las últimas horas, según explicó el presidente de la asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), Manuel Galisteo.

Con esta acción, el colectivo pretendía solidarizarse con la plantilla de las prisiones de Cataluña y reclamar al Gobierno que los profesionales de las cárceles "dejen de ser invisibles", ya que consideran que la muerte de la cocinera "se podía haber evitado".

El homicida cumplía condenar por asesinar a una prostituta

El crimen de la cocinera se produjo el pasado día 13. La víctima trabajaba en la cocina de la prisión desde 2018 sin conflictos, aunque los servicios penitenciarios están revisando si hubo errores al valorar su itinerario de reinserción.

Según informaron a Efe entonces fuentes próximas al caso, el reo, que cumplía los tres últimos años de una condena de 11 años de cárcel por asesinar a puñaladas a una mujer prostituida en 2016, hacía labores comunitarias en la cocina de la prisión desde 2018, en el marco del itinerario enfocado a la reinserción.

Investigan cuál fue el detonante

Los Mossos d'Esquadra abrieron una investigación para esclarecer el asesinato en un caso en el que todas las hipótesis siguen abiertas. Los agentes pretenden averiguar el detonante de la agresión mortal a la cocinera.

Según las fuentes, el preso, natural de Rumanía, no se había visto involucrado desde que trabajaba en la cocina en ningún incidente ni se había mostrado conflictivo, por lo que se le mantenía el itinerario para la reinserción con trabajos comunitarios.

Trabajos comunitarios que dan libertad al preso

Estos trabajos comunitarios, que dan cierta libertad de movimientos al preso en la cárcel, no están vinculados al delito por el que fue condenado, hasta el punto de que un porcentaje muy elevado de los internos que ejercen este tipo de labores en el centro de reinserción cometieron delitos violentos, según fuentes próximas consultadas.

Por el momento, no consta que el preso, que no sufría ninguna patología mental, hubiese asediado a la cocinera a la que supuestamente mató con arma blanca para, posteriormente, suicidarse. En su evolución en la cárcel no constaba tampoco ningún comportamiento previo que hiciera pensar que pudiera tener una reacción violenta, según las mismas fuentes.

Investigación

El interno, I.S.O., fue condenado por la sección cuarta de la Audiencia de Tarragona en abril de 2018, a partir del veredicto de un jurado popular, a 11 años de cárcel por un delito de asesinato con las atenuantes de embriaguez y confesión.

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