El Guadalhorce se desbordó y Álora fue la peor parada

Una mujer fallecida, una quincena de rescatados, un desaparecido y tres puentes arrancados por la intensa riada es el trágico balance de un pueblo sumido por la conmoción.

Vecinos comprueban el destrozo de un puente metálico en la estación de Álora.
Raquel Garrido / Málaga

29 de septiembre 2012 - 01:00

Los vecinos de algunos municipios de la zona del Guadalhorce se fueron a dormir el jueves por la noche con un extraño sentimiento de intranquilidad. Llovía con intensidad alrededor de la medianoche, pero nada hacía temer una catástrofe semejante. Sin embargo, a medida que avanzaba la madrugada el mal presagio se convirtió en realidad. La tromba de agua que cayó durante toda la noche en otros municipios más al norte hizo que los numerosos arroyos de la zona bajaran con un abundante caudal que se convirtió en una bomba de relojería en Álora, Pizarra o Cártama que amanecieron con una imagen dantesca a su alrededor por el desbordamiento del río Guadalhorce .

Los más de 214 litros por metro cuadrado que cayeron sobre Álora esa noche hicieron que este municipio del Valle del Guadalhorce resultara ser uno de los más afectados de toda la provincia. Allí hubo que rescatar de sus viviendas a una quincena de personas que se habían quedado literalmente encaramadas a los tejados al haber sido sorprendidos por la impresionante riada que con la que se despertaron a primeras horas de la mañana.

Al igual que la única persona muerta por culpa de estas inundaciones, todos vivían en las zonas más afectadas del municipio, conocidas como El Puente y la Isla. Alguno de ellos tuvo que ser evacuado en zódiac con la ayuda de agentes de la Guardia Civil, la Policía Local y el Consorcio Provincial de Bomberos que estuvieron durante toda la mañana intentando localizar a los vecinos que pedían desesperadamente ayuda ante la espeluznante crecida del río. La mayoría de los rescatados, en cambio, salieron con las cuerdas que les tendían los miembros del equipo de rescate de montaña de la Guardia Civil que también se desplazaron a la zona.

Fue una mañana caótica en la que se sucedían todo tipo de rumeores y especulaciones sobre los efectos que había tenido la riada. El desconcierto comenzó cuando el impresionante caudal con el que bajaba el río Guadalhorce, por la tromba de agua que estaba cayendo en la zona de Antequera y el Valle de Abdalajís, se llevó por delante sobre las 7:30 de la mañana el puente de hierro que une el pueblo con la Estación de Álora y que terminó anegando por completo las partes más bajas del municipio.

No fue el único. El alcalde de Álora, José Sánchez, explicó ayer a este periódico que el desbordamiento del río se llevó por delante otro puente que cruzaba el río y otro sobre el arroyo de las Piedras.

Todavía conmocionado, no daba crédito cómo podía haber ocurrido una desgracia de características semejantes ya que, según contó, hasta las 3:00 de la madrugada "tuvimos activado un dispositivo de emergencia en previsión de la lluvia que pudiera caer". Pero como parecía que la situación no era tan alarmante, sobre las 6:00 de la mañana el Ayuntamiento decidió suspenderlo sin imaginar lo que pasaría sólo unas horas después.

"Sabemos que esto es una zona inundable pero nunca había llegado a estos niveles", explicó Sánchez, que destacó que la riada que arrastraba el río Guadalhorce llegó a superar los tres metros de altura a su paso por el municipio.

La situación era tal que efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) tuvieron que desplazarse hasta Álora a primeras horas de la tarde para ayudar a restablecer la normalidad de los vecinos afectados.

En el vecino municipio de Pizarra, la situación no era mucho mejor. El fango y los devastadores efectos de la riada podían divisarse en todos los alrededores. Allí también hubo que rescatar a varias personas que habían quedado atrapadas en sus viviendas y en una de las naves de un polígono del municipio. Un helicóptero del Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA) tuvo que rescatar cerca del mediodía a una mujer que pedía auxilio desde el tejado de una nave.

Poco antes saltó la alarma entre los grupos de emergencias al recibir un aviso de que un hombre había sido arrastrado en el interior de su vehículo por la riada justo cuando intentaba llegar a su trabajo en este polígono. Este vecino de Pizarra pidió ayuda llamando a su jefe desde su teléfono móvil antes de ser engullido por el agua. Al parecer, el vehículo fue arrastrado por el río hasta que otro vecino que pasaba por la zona lo vio y lo socorrió antes de que fuera demasiado tarde. Poco después fue trasladado hasta el colegio de Los Remedios de Cártama para ser atendido.

Los efectos de las inundaciones eran visibles en toda la parte baja del Valle del Guadalhorce donde se desbordó el río al dejar anegados carreteras, cientos de hectáreas de cultivos de cítricos y numerosas viviendas que la fuerza de la naturaleza encontró a su paso.

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