Matías Campos, el joven bailaor de Alcaucín que hereda el flamenco de leyendas

Alcaucín/En los callejones de Alcaucín, donde el aire vibra al compás de las guitarras y los corazones laten al ritmo de las palmas, se alza Matías Campos, un joven bailaor de 15 años. Su historia es un torbellino de pasión y dedicación, un relato que se teje con cada taconeo y cada giro, que transporta desde los orígenes humildes del flamenco hasta el triunfo como ganador de Tierra de Talentos en la edición pasada. Tanto es lo que transmite este joven que, en una de sus actuaciones, el famoso bailaor Antonio Canales se levantó y dijo: "Él hace que Andalucía se mantenga viva".

Desde una edad temprana, el flamenco ha sido el aliento vital de Campos. Inspirado por su padre, quien también fue bailaor en su juventud, el joven encontró en el arte flamenco su vocación y su razón de ser. "Bailo desde que tengo uso de razón ya que he seguido los pasos de mi padre", revela. Su viaje en el mundo del flamenco lo llevó al Conservatorio Pepa Flores en Málaga, donde ha estado moldeando su camino artístico desde los ocho años.

Equilibrar su educación escolar con su formación en flamenco no ha sido tarea fácil para Matías, quien actualmente cursa 4º de ESO mientras asiste al conservatorio. "Lo compagino con los estudios en el conservatorio, lo cual puede resultar agobiante. Hay momentos difíciles, especialmente durante los exámenes", confiesa.

En su rutina diaria como bailaor, Campos se enfrenta a sesiones intensas de práctica y preparación tanto en el instituto como en el escenario. Por las mañanas, después de levantarse temprano, asiste a clases en el instituto hasta la tarde. Luego, se dirige al conservatorio, donde practica hasta la noche. Fuera del conservatorio, dedica tiempo a realizar ejercicios de calentamiento y concentrarse en su baile y actuaciones del día, combinando calentamiento con ensayos intensivos.

Pero su aprendizaje trasciende las aulas. El joven ha tenido el privilegio de recibir clases magistrales de renombrados bailaores como Antonio Canales, Juan Andrés Maya y Manolete, cuya influencia ha dejado una marca indeleble en su estilo y desarrollo artístico. "He tenido la suerte de recibir clases de estos grandes maestros, quienes han influido significativamente en mi forma de bailar. Estudio mucho sus líneas", revela.

A pesar de su corta edad, Matías ha alcanzado un nivel de maestría en el flamenco. Él reflexiona que la excelencia nunca es un logro definitivo, sino más bien el resultado de la constancia y el trabajo diario. Para el bailaor, enfrentarse a grandes desafíos es una parte fundamental de su rutina, ya que cada día se sumerge en el descubrimiento de los límites de su cuerpo y hasta dónde puede llegar en el baile.

Con una carrera en ascenso, Campos tiene claras sus metas y sueños en el mundo del flamenco. "Me gustaría subir a los mejores teatros del mundo, pero mi meta principal es seguir aprendiendo y formándome. Quiero absorber la sabiduría de los maestros antiguos para transmitirla a las generaciones futuras", expresa.

A lo largo de su corta carrera, el alcaucineño ha vivido momentos inolvidables, como su primera actuación en el Teatro Isabel la Católica junto a grandes maestros del flamenco. "Cuando me subí por primera vez al escenario con Juan Andrés Maya o cuando tuve la oportunidad de bailar con Antonio Canales, fueron momentos de gran responsabilidad y honor", recuerda.

Para el joven bailaor, el flamenco es más que un arte; es una expresión emocional y personal que le permite conectarse con su audiencia de manera única. Campos se inspira en la música y en la obra de grandes maestros del pasado, y que cuando baila, transmite todo lo que siente al público.

Matías Campos, mientras avanza en su viaje por el mundo del flamenco, se enfrenta a nuevos desafíos con valentía y determinación. En lugar de prepararse mentalmente, él opta por sumergirse en la experiencia y disfrutar plenamente de cada faceta de su arte y carrera.