Playas de interior

El pantano Conde del Guadalhorce se convierte en una alternativa para los que huyen de la masificación del litoral durante el verano

Una mujer lee un libro en el pantano del Conde del Guadalhorce mientras su hijo y su nuera se dan un baño.
Javier Flores Ronda

06 de julio 2014 - 05:01

Málaga es mundialmente conocida por su turismo de sol y playa y la marca Costa del Sol es el gran emblema, aunque, lejos del litoral, el interior esconde verdaderos oasis que nada tienen que envidiar a las zonas de baño tradicionales para poder pasar el verano. Uno de los se encuentra situado a medio camino entre Málaga, Antequera y Ronda, en el centro de un triángulo que tiene un gran potencial turístico, y que convierte a los pantanos del Guadalteba en una playa interior, que es la opción de naturaleza que muchas familias y turistas extranjeros eligen para alejarse de la masificación que llega a las playas en estas fechas del verano.

Uno de estos oasis se encuentra en las orillas del pantano Conde del Guadalhorce, al que se llega de forma fácil desde la carretera que conduce desde Ardales hacia los embalses y que discurre bordeando este pantano. Nada más iniciar el recorrido por esta vía se aprecian los primeros coches y personas en las orillas de mayor tamaño y de acceso libre. Toallas y cañas de pescar conforman un paisaje veraniego al que pronto se le añade la imagen del primer punto de alquiler de hidropedales, situado en la zona de los eucaliptos.

Allí, en plena orilla del pantano y en una de las playas más extensas y de fácil acceso, se puede alquilar uno de estos elementos acuáticos con capacidad para cuatro personas por un precio de 12 euros la hora, lo que permite a la familia que los gestiona el tener un complemento adicional durante la época de verano, en especial, durante los meses de julio y agosto, que representan la temporada alta en la zona.

Cerca de allí, en el cruce del pantano del Chorro, aparecen los primeros carteles anunciadores de zonas habilitadas al uso recreativo y de actividades acuáticas. El complejo del camping de Ardales y La Isla, dos espacios que cuentan con diferentes servicios para los turistas. En la Isla, conocido así porque en su interior queda un pequeño montículo de tierra en los años que el agua tiene un nivel más elevado, aparece un rincón de calas en las colas del pantano con aguas cristalinas y que dejar ver un intenso color turquesa cuando el sol luce de forma intensa.

"Siempre venimos aquí", comenta una familia rondeña que pasa un día de ocio en esta zona, de l aque destacan la tranquilidad que supone el poder dejar el coche en un aparcamiento vigilando y el disfrutar de mesas en el bosque y aseos por el módico precio de 1 euro por persona. El aparcamiento también cuesta 1 euro por un día completo de estacionamiento.

Este punto cuenta con un embarcadero propio para el alquiler de hidropedales de diferentes tipos, canoas o el equipo para la práctica de paddle surf. "Se han puesto de moda y hemos tenido que introducirlas", explica Manuel García, que, junto a Antonio González, son los responsables de unas instalaciones que son propiedad del Ayuntamiento de Ardales y que se gestionan mediante una concesión.

Salir a navegar por las aguas del pantano es uno de los grandes atractivos para los visitantes, que pueden alquilar hidropedales de cuatro personas a 13 euros la hora, aunque también hay varios más económicos que cuestan 9 euros, ya que no tienen tobogán, y un gran tobogán, que cuesta 17 euros y que dispone de escalerilla. Los clientes van y vienen en un goteo que suelen ser mucho mayor durante los fines de semana y cuando el sol verdaderamente calienta, algo que todavía no termina de ocurrir este año, aunque, en contra de alguna creencia generalizada, el agua de este pantano está a una temperatura muy agradable.

Entre semana la mayoría de los clientes suelen ser alemanes e ingleses, mientras los fines de semana los turistas nacionales son mayoría. No obstante, este espacio también ha sido el elegido por una familia formada por un holandés y una rusa para pasar una jornada de descanso junto a la madre de su esposa, llegada de Rusia. "Había venido hace muchos años con mis amigos y hemos decido venir aquí", explica el marido, residente en Málaga. "El agua está muy limpia y no está fría", dice su esposa.

A pocos metros de allí, bajo la sombra de un pino de gran porte hay una imagen totalmente playera. "Servicio de hamacas 3 euros", puede leerse en el cartel dispuesto en el tronco y bajo el que se ubica un grupo de hamacas. A pocos metros un grupo de cinco turistas ofrecen una imagen que se asocia con las playas y que pocos imaginan en mitad de un parque natural del interior y rodeados de pinos. Ellos también prefieran las playas del interior. "Los fines de semana es complicado pillar hamaca", explica otra familia que está cerca del puesto, al tiempo que asegura que "parece una playa, playa, con toda la orilla llena.

Y mientras en la Isla sus clientes disfrutan de los servicios, frente a su orilla se encuentra otro grupo de bañistas que han optado por irse a la zona libre, aunque ello conlleva en tener que buscarse el camino adecuado para poder descender desde la carretera hasta la zona de playa, situada en una pequeña calita en uno de los rincones del pantano.Entre los visitantes los hay también que no se preocupan ni por llevar la comida. "Venimos aquí y cuando llega la hora de comer nos vamos a las ventas, que se come muy bien y no tienes que venir cargado", explican los integrantes de otra familia.

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