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Moclinejo/La Axarquía es uno de los puntos de la provincia en los que la vendimia se encuentra la en pleno desarrollo y la uva llega a diario a los bodegas, eso sí, como reconoce el enólogo de Viñedos Verticales, Vicente Inat, “está siendo un año especial”. Y es que se nota una importante reducción de la producción de las cepas y del tamaño de la uva, lo que también se teme que pueda afectar a otra de las producciones más conocida de esta zona, además de los vinos, su uva pasa.
Una vendimia que esta zona de la provincia de Málaga toma tintes heroicos, ya que sus característicos viñedos se encuentran en mitad de una compleja orografía con parcelas que oscilan entre un 30% y un 70% de pendiente.
Unas características del terreno que hacen que su forma de trabajar sea totalmente diferente a otras regiones, y es que el ritmo de corte tiene que ser acorde a la capacidad de transporte que tienen las mulas que se encargan de llevar la uva en portes de ocho cajas hasta alguno de los sinuosos caminos a los que pueden acceder furgonetas y camiones. Por ello las cuadrillas suelen ser muy pequeñas y de tan solo tres o cuatro personas, consiguiendo así que la uva esté en el campo tan solo el tiempo imprescindible.
Una recogida de la uva que vista sobre el terreno parece casi imposible aunque los vendimiadores y arrieros trabajen sobre este terreno como si fuese llano mientras caminan cepa tras cepa y mueven cajas llenas de uvas por zonas que darían vértigo a más de una persona. Aunque ello lo hacen con naturalidad porque la inmensa mayoría tienen ya muchas vendimias a sus espaldas y desde que eran pequeños acudían con sus familias a realizar este trabajo para año.
Precisamente, la falta de relevo generacional es uno de los grandes problemas que tendrá que afrontar la Axarquía, como reconocen bodegueros y viticultores, ya que las nuevas generaciones prefieren buscar otros trabajos ante la dureza que supone el cultivo de las viñas.
En este sentido, el propietario de Dimobe, Juan Muñoz, apunta a que el futuro de la zona pasará por cambiar el sistema y que las bodegas sean las propietarias de los viñedos o hagan la gestión de los mismos mediante arrendamiento, tengan sus propias plantillas y hasta sus propias yuntas de mulos para realizar el trabajo de arado y transporte de la uva, ya que cada vez hay menos arrieros también.
Un sistema que ha comenzado a emplear ya en el proyecto hermano de esta bodega que está a punto de alcanzar los 100 años de historia, y es que Viñedos Verticales adquirió sus primeras parcelas en propiedad o arrendadas y está realizando una gestión integral de las mismas.
Y es que la mecanización que está llegando a otras regiones de viñedos en la Axarquía es prácticamente imposible y tan solo se pueden introducir algunos pequeños ingenios mecánicos como las mulas mecánicas que pueden trabajar en aquellas parcelas de viñedos que tienen una menor pendiente. No obstante, el problema sigue siendo el mismo, y es que estas máquinas tienen también una capacidad de transporte muy limitada, como ocurre en las parcelas en las que hay que recurrir al transporte mediante arrieros.
Y mientras la vendimia toma tintes de heroísmo en el campo, este trabajo extraordinario tiene su recompensa en la bodega con la producción de unos vinos que cuentan con un importante aprecio en el mercado, teniendo algunos de ellos un importante reconocimiento a nivel internacional.
Porque las viñas de la Axarquía, además de la complejidad que presentan para realizar tanto la recogida de la uva como los trabajos necesarios a lo largo del resto del año, también presentan unas especiales características por la mineralización que le confieren sus suelos a base de pizarra y sus especiales circunstancias que hacen que retengan muy poca agua. Precisamente, esas pequeñas láminas de arcilla de las que la planta obtiene sus nutrientes hace que la concentración en la uva sea muy especial.
Además, desde muchos de sus pequeños cerros se pueda ver la costa malagueña y la propia capital, por lo que sus viñas está muy marcadas por la influencia del mar Mediterráneo que se ubica a sus pies.
A ello se suman las mil y una orientaciones que tienen las parcelas, ya que la orografía de la Axarquía también hace que tampoco se siga un patrón establecido y cada uno de los viñedos tienen una orientación diferente, lo que hace que tenga una especial riqueza en los procesos de maduración de la uva con características muy variadas.
Con este coctel productivo tan especial las alrededor de 10 bodegas que siguen funcionando en región elaboran sus conocidos vinos dulces y generosos, aunque desde hace un tiempo también tienen en el mercado secos y espumosos.
En cuanto a las variedades de uva, aunque la principal es la Moscatel, también se cultiva Doradilla, Pedro Ximén, Romé y Garnacha. Unas variedades de las que este año también se recogerá una menor cantidad, ya que la sequía se deja sentir y la producción se redujo entre un 30% y un 40%, al tiempo que también el tamaño de la uva. “Aquí lo normal es una producción de entre 800 gramos y 1,2 kilos por planta”, explica Inat.
Una forma de cultivo ancestral que cada vez genera una mayor curiosidad entre expertos en el sector y los propios bodegueros, como es el caso del grupo procedente de Galicia y Castilla la Mancha que recientemente visitaron la zona para conocer esta peculiar forma de producir vino. Bernardo Ortega (Castilla la Mancha) y los responsables de Adega do demo y O Morto Wines, este último colaborador del conocido enólogo Matías Michelini, pudieron conocer este método ancestral y mostraron su esperanza de que nunca llegue a perderse un método de trabajo así.
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