El abuelo de Cútar que superó un cáncer, se volvió 'influencer' y adiestrador de caballos sin querer: "Le debo mi vida"
Manuel Lozano Clavero tiene 65 años y afirma: "Si no fuera por mi Castañero, hoy no estaría aquí"
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Cútar/Manuel Lozano Clavero tiene 65 años, vive en la entrada de Cútar, tiene caballos, conejos, perros y gallinas. Se considera una persona normal, "un abuelo más", que tuvo la desgracia de vivir un cáncer de vejiga, el cual superó. Ahora, no puede realizar muchos esfuerzos, pero dedica horas y horas a "su mejor amigo": su caballo Castañero. Mantiene con él una relación de once años de amistad. Le habla, juega con él y "sin querer" se volvió adiestrador de equinos. Su nieto Julio le animó a grabar vídeos para Tik Tok, aunque en un principio no quiso, Lozano cedió y cada cierto tiempo sube en su cuenta personal todos los trucos que hace con Castañero. En sus 20 vídeos cortos acumula más de 180.000 visitas, y asegura que algunos le han contactado para que les dé consejos de cómo enseñar a un caballo, asimismo, en los pueblos vecinos se ha hecho muy conocido por estas hazañas.
El "abuelo adiestrador de caballos" nació en 1959 en Cútar, en el seno de una familia humilde. Hace 19 años no dudó en vender su casa del pueblo para poder vivir en la parte de fuera y tener espacio suficiente para formar su propia granja. Con el paso del tiempo, Lozano ha criado perros, conejos, gallinas y muchos animales, pero a lo que más empeño, dinero y sacrificio le ha dedicado ha sido a los caballos, y especialmente a uno, el que admite que "le cambió la vida por completo".
Una historia de amor para toda la vida
Hace once años, un amigo suyo, Andrés, le vendió, "casi regalado", un caballo con tres años de vida. Lo que no sabía Lozano, es que "este caballo era especial". El abuelo desde muy pequeño ha sabido tratar con estos animales, pero nunca ha sido "adiestrador" de ellos. "Castañero me hizo adiestrador, como paso tanto tiempo con él, le hablo y le trato como si fuera un ser humano, al final me entiende a la perfección. Sin yo saberlo, poco a poco empecé a conseguir que hiciera cosas, y con la ayuda de otro amigo que me explicó algunos consejos, pero fue el animal quien me adiestró a mí", afirma el vecino de Cútar.
Después de muchísimas horas y trabajo constante, Lozano consiguió que su caballo hiciese virguerías. Puede hacer que salte, se tienda, corra, le dé la pata, haga la reverencia, ande a la pata coja y hasta se ponga como el asta de una bandera, entre un sinfín de juegos que hace con él. "Lo único que le hace falta es hablar, de momento no he conseguido eso", se ríe el abuelo. Según él, este caballo es su mejor amigo, su compañero de aventuras y "parte fundamental de que esté hoy yo aquí".
En 2021 llegó un cáncer de vejiga que le cambió la vida
Para entender la última parte, hay que retroceder a marzo de 2021. En un día cualquiera, Lozano orinó sangre. Esto le sucedió de forma puntual y no se repitió hasta meses después. "Yo estaba bien, en aquel momento no sabía por qué expulsaba sangre, no me dolía nada, no me pasó nada, esperé", explica el adiestrador. Unos meses después, el 9 de julio acudió a la boda de su sobrino junto a su familia. "Cuando todo iba normal, al orinar de nuevo, expulsé una gran cantidad de sangre, me caí para atrás del miedo, los vellos se me pusieron de punta", añade. Días después acudió al médico de consulta, en donde no salió nada raro.
Aunque no le detectaban nada, la cosa seguía sin ir bien, al repetirse los síntomas volvió a acudir, le mandaron una endoscopia, ahí descartaron problemas de próstata y "me limpiaron la vejiga". Después le hicieron una ecografía. A los días se confirmó lo peor. "Un médico muy joven me dijo con total sinceridad que tenía, dentro de las opciones malas, la peor, cáncer de vejiga. Yo le respondí que me cortaran lo que me tuvieran que cortar, que yo lo único que quería es ver a mis nietos crecer, me da igual cómo", afirma. Tras la mala noticia, Lozano se refugió en Castañero y realizó seis sesiones de quimioterapia. "El 99% de mi vejiga era mala, el 18 de agosto me quitaron el órgano completamente y también la próstata para evitar problemas en el futuro", recuerda Lozano.
Más malas noticias
Como si no fuera suficiente, el vecino de Cútar recibió otra mala noticia. "El médico me explicó que en algunas ocasiones, tras la operación, se produce una obstrucción uretral. Adivina a quién le tocó, sí, a mí. En meses perdí la vejiga, la próstata, el riñón se me quedó atorado y me vi impotente, sin fuerzas, pero bueno, ahí estaba mi familia y mis mascotas", expresa. Así, años después se le ha vuelto a complicar el riñón en varias ocasiones.
"Una noche me dio un dolor tan grande que tuve que llamar a mi hija para pedirle que me llevara al hospital, le dije que no llegaba". También, "en octubre de 2024 me intervinieron de nuevo para establecer el órgano, y cada tres meses tengo que cambiarme un dispositivo". A pesar de todo esto, Lozano "se encuentra perfectamente, y con ganas de trabajar, lo que pasa que no puedo, ya no valgo un duro". A día de hoy, el abuelo vive con todo lo sufrido, pero es feliz y está completamente curado del cáncer, "tampoco tengo más problemas con el riñón, y espero que él tampoco los tenga conmigo".
"Abuelo, ¿y si te haces influencer"
"Ahora llega la parte más divertida de mi vida. Mi familia sabe lo que hago con el caballo, con esto, llegó un día mi nieto Julio y me pidió que subiera vídeos a Tik Tok, que con esto podría ganar mucho dinero. Pues bueno, casi sin entender de tecnologías subí algunos. Un día me llegó y me dijo que tenía más de 100.000 visitas y no sé cuántos me gusta. Pues parece que me he hecho algo conocido, incluso me han pedido consejos de cómo tratar un caballo", comenta Lozano, quien añade: "Que por cierto, es verdad que lo tengo algo abandonado, debería seguir subiendo vídeos".
El abuelo acumula en apenas 20 Reels casi 200.000 visitas, a pesar de que no sube con frecuencia ni le dedica tiempo a redes sociales. "Además, subo vídeos en las historias y ahí sí me comentan directamente muchas personas", estima.
"Pronto lo dejaré, hay buena herencia"
Lozano afirma encontrarse "muy fuerte, contento y con muchas ganas de vivir", pero admite que es posible que a su nuevo caballo, de ocho meses, no lo pueda adiestrar, "tendrá que ser mi nieto Julio que se está convirtiendo en un caballista formidable. Castañero también hace los trucos con él".
Cronológicamente, el abuelo empezó a hacer ejercicios antes de que sufriera la enfermedad, pero fue durante y especialmente después cuando intensificó el trabajo y se dedicó plenamente a él. "Llevo muchos años, pero de verdad, en estos tres años, si no llega a ser por este animal, yo no estaría aquí, él me ayudó a salir adelante, me dio fuerzas", destaca. Además, aclara que "a día de hoy, ya curado, si no me paseo un día con Castañero no me acuesto bien, me desestresa, me limpia la orina. Es decir, me da la vida completamente, le agradezco todo a este", reconoce Lozano, que además insiste en que "el día que se vaya, quizás me vaya yo también o al menos una parte de mí". Por suerte para el cutareño, los caballos tienen una esperanza de vida de entre 20 y 30 años, y en el caso del suyo, "lo cuido mejor que a mí mismo".
"Por supuesto, mi familia, mi mujer, mis amigos también han sido fundamentales en mi recuperación. Algunos de ellos me dicen que porqué tanta obsesión con los animales, por qué gasto tanto dinero en ellos y le dedico tanto tiempo, yo les respondo que por desgracia no saben lo bonito y la vida que se vive con ellos, locos están ellos, porque yo no", define el abuelo. Sobre las demás mascotas, también les tiene mucho cariño y cuida a diario de ellas.
Esta es la historia de un vecino de Cútar, cuya vida fue de cualquier trabajador de pueblo, pero que por cosas de la vida y sin pedir ninguna de ellas, superó un cáncer, "se hizo famoso" en la comarca y acabó convirtiéndose "en adiestrador de caballos".
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