Un adiós indigno tras un cuarto de siglo de gran lujo

El Byblos cierra sus puertas tras más de 24 años de historia · Por este hotel, de cinco estrellas, pasaron personalidades como Lady Di, los Rolling Stones o Julio Iglesias

Trabajadores del hotel Byblos entran por la puerta de servicio a recoger los documentos de su despido y retirar objetos de su taquilla.
Trabajadores del hotel Byblos entran por la puerta de servicio a recoger los documentos de su despido y retirar objetos de su taquilla.
Nuria Alonso / Mijas

01 de junio 2010 - 05:01

"Ha sido un día duro porque pensábamos que nunca iba a llegar; nos hemos dejado en este hotel la vida y la salud para que nos echen de esta manera tan vergonzosa". Con estas palabras describía una de las trabajadoras del Hotel Byblos de Mijas, Esperanza Delgado, su último día en un establecimiento que ayer echó el cierre definitivo tras llevar 24 años abierto al público. En total, 134 trabajadores fijos y fijos-discontinuos se ven afectados por un expediente de extinción de empleo de este emblemático hotel de cinco estrellas, calificado de súper lujo, que en su día fue uno de los más señeros de la Costa del Sol.

"El pasado jueves a las once de la mañana nos dijeron que el hotel cerraba y a la una ya estaba todo el mundo fuera", dijo Esperanza, que recuerda que los clientes hospedados abandonaron las instalaciones el martes por la tarde. El adiós del Byblos es el adiós de parte de la historia de la Costa del Sol. Las puertas de este establecimiento abrieron en mayo de 1986 de la mano del empresario francés Jean Veyssade, que gestionó el inmueble hasta su muerte. En 2006 el grupo Aifos, implicado en el caso Malaya, se hizo con la propiedad hasta que los numerosos problemas que lo afectaban desembocaron en un concurso de acreedores.

La espiral de conflictos tuvo su culminación el pasado 16 de mayo, cuando la Junta de Andalucía dio el visto bueno al cese de la actividad y al expediente de extinción de empleo. El mismo contempla que todos los trabajadores reciban una indemnización de 20 días de sueldo por año de servicio por parte del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) y podrán solicitar el desempleo. "Me dan 12.300 euros de indemnización después de veinte años trabajando aquí, y lo más gracioso es que la empresa se queda con todo lo que nos debe", se lamentaba esta empleada del Byblos. Esperanza detallaba que llevaban casi un año sin cobrar las nóminas ni ningún tipo de plus, como es el caso de las pagas extras o las vacaciones.

El presidente del comité de empresa, Jerónimo de Silva, aseguraba que no ha sido la crisis la que ha propiciado el cierre del Byblos. "Hemos pasado por varias crisis y la clientela nunca se ha resentido. El problema ha sido la mala gestión, que ha provocado que perdamos los clientes buenos y que comenzáramos a recibir gente que habitualmente va a hoteles de tres estrellas", señaló, al tiempo que recordó que en el hotel "las habitaciones más grandes llegaron a costar casi 200.000 pesetas y ahora estaban a 150 euros, con suerte".

Un compañero de De Silva, Antonio Bonilla, recordaba que el cierre de los vestuarios de golf y del centro de talasoterapia, el primero de estas características abierto en España, había auspiciado una pérdida masiva de clientes. "Lo mejor fue cuando prescindieron del departamento comercial y sin comerciales, ¿quién nos vende de cara al exterior?", denunció.

Pese a todo, los empleados rememoraban con nostalgia algunas anécdotas ocurridas en el Byblos, como los enfrentamientos con los paparazzis para que no fotografiaran a Lady Di. A pesar de los esfuerzos, dijeron, uno al final consiguió una instantánea en top less de la princesa que nunca vio la luz. A esta historia se suma la de Julio Iglesias, que estuvo en el hotel tres meses mientras terminaba su casa de Marbella.

"Hay gente que no se acuerda, pero una hija del rey Fahd ocupó todas las habitaciones con su séquito. Llegaba a dejar cinco mil pesetas de propina por limpiarle los zapatos", recordaba Alejandro Guerrero, del servicio de pisos. Por sus puertas también han pasado Luis Miguel, Antonio Banderas o los Rolling Stones, a los que sacaron por la puerta de atrás, y en un camión de reparto, para evitar a la prensa.

Las risas provocadas por este repaso dejaron paso a las lágrimas poco después de las tres de la tarde. El momento más duro se produjo cuando los afectados, que se reunieron en la puerta del área de personal, recogieron todos los informes en los que se reflejan los despidos y las indemnizaciones a percibir. Entraron poco a poco y por departamentos, lo que provocó el malestar generalizado, ya que la entrega se retrasó algunos minutos sobre la hora prevista. "El colmo es que al entrar a recoger mis cosas me han ofrecido que me acompañara una señorita hasta mi taquilla y me he negado. Yo iba a recoger mis cosas, no a llevarme nada porque no soy ninguna ladrona", decía Esperanza con lágrimas en los ojos. Un triste y amargo final para uno de los hoteles más emblemáticos de la Costa del Sol.

stats